Aldosivi y Alvarado, un empate en paz: Mar del Plata festejó que el clásico de la ciudad dejó de estar prohibido

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MAR DEL PLATA.- Una fiesta dentro del estadio José María Minella, donde la popular y la platea descubierta, habilitadas para casi 14.000 personas, se tiñeron del verde y amarillo, los colores de la caravana que llegó desde el puerto. Y afuera, también, en el otro extremo de la ciudad, donde la parcialidad rival armó su “fan fest” con pantalla gigante para seguir el partido que marcaba historia. El 0 a 0 final califica lo deportivo. Se vio poco bueno sobre el césped, pero también es cierto que sin la fricción que se temía por esta historia de 27 años sin cruces que Aldosivi y Alvarado arrastraban tras un último encuentro marcado por violencia entre hinchas y también jugadores.

El punto suma para dos equipos que en sus respectivas zonas están acomodados apenas por encima de la mitad de tabla de la Primera Nacional. El empate sirve también porque le baja las tensiones a este desafío que era la posible reacción del público frente a un resultado que arrojara un ganador y un perdedor. Y más aún es valioso porque en agosto, si todo sigue como salió en la cancha, volverán a cruzarse en la revancha de los interzonales. Será entonces con Alvarado de local, en este mismo estadio.

La policía desplegó 350 efectivos para custodiar el clásicoLA NACION/Mauro V. Rizzi

Los dos equipos con mayor convocatoria de esta ciudad demostraron lo que tienen. Generaron movilizaciones un día antes y en horas previas a este partido trabado pero limpio, que casi no tuvo dominador. Los de Aldosivi se movieron en la noche previa por el Puerto, con sus banderas y sus bengalas, y el rival tan esperado hizo lo suyo en la puerta de la sede social, a calles cortadas por la gran cantidad de hinchas que llegaron para ir a despedir al plantel, que marchaba hacia el hotel donde esperarían el clásico.

Los entrenadores Andrés Ylliana y Mauricio Giganti habían compartido a principios de semana una conferencia de prensa, en la primera de varias señales que hubo para buscar que la paz domine este reencuentro después de aquel partido suspendido a los 20 minutos en agosto de 1997.

Las dirigencias también aportaron lo suyo, con mensajes unificados en el mismo sentido. Quizás el más celebrado tuvo que ver con las camisetas especiales que ambos equipos utilizaron en esta tarde de sábado: llevan un parche alusivo al 150° aniversario de la ciudad y un juego completo, tanto de Aldosivi como de Alvarado, se donaron para ser subastadas a beneficio de la Fundación del Hospital Materno Infantil (Fundami).

El tiburón inflable de Aldosivi, presenteLA NACION/Mauro V. Rizzi

Un operativo de seguridad con más de 350 policías y personal municipal se desplegó alrededor y dentro del estadio mundialista, donde no hubo incidentes y sí mucho color. La hinchada se animó y ubicó detrás de uno de los arcos el histórico tiburón gigante, que venía cargado de algún aura de maleficios y malas rachas. Las bengalas de humo verde y amarillo marcaron una cortina para recibir al equipo.

Mientras tanto, en el predio deportivo del Club Alvarado, otros miles de hinchas se instalaron en una de las canchas de entrenamiento donde se dispuso una pantalla gigante. Hasta allí llegaron también con una muy colorida caravana que cruzó la zona sudoeste de la ciudad. Gritaron, reclamaron y, al final, festejaron el empate porque habrá revancha en cinco meses y estarán en la cancha con la posibilidad de la victoria esperada.

No faltaron jugadas fuertes y reclamos al árbitro ArasaLA NACION/Mauro V. Rizzi

El duelo tuvo poco destacado en el juego, con Aldosivi más animado en el inicio y Alvarado algo más decidido al cabo de la primera media hora. Las polémicas también estuvieron. La principal en el final del primer tiempo: un clarísimo penal de Franco Godoy a Guido Vadalá, cuando el delantero de Alvarado se aprestaba a definir dentro del área chica. El árbitro Arasa estaba a menos de un metro y medio. “Siga, siga”, resolvió.

Cara a cara volverán a estar en la fecha 27, allá por agosto. Casi cinco meses tendrá Alvarado para preparar su fiesta en las gradas del mundialista. Este empate seguramente lo festejaron más los organismos de seguridad, que tenían un enorme desafío por delante. El cruce de los hinchas en las calles, en los días posteriores, marcará el rumbo de lo que se viene. Por lo pronto, ganó el fútbol. Después de 27 años demostró que el clásico prohibido era posible.

En agosto volverán a enfrentarse, con hinchas de Alvarado en las tribunasLA NACION/Mauro V. Rizzi
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