El sismo de magnitud 4,8 que sacudió este viernes el noreste de Estados Unidos dejó pocos daños y ningún herido, pero los ciudadanos siguen en alerta por posibles réplicas. El temblor fue uno de los mayores movimientos telúricos del último siglo, según la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul.
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Aunque el epicentro del sismo fue en Lebanon, Nueva Jersey, todos los ojos se pusieron en la ciudad de Nueva York, donde se sintió durante unos segundos a las 10:23 hora local (14:23 GMT), y algunos residentes acudieron a las redes sociales para preguntarse qué había pasado.
«Se trata de uno de los mayores terremotos que se han producido en esta costa en el último siglo«, dijo en una conferencia de prensa Hochul, que destacó que su estado no está acostumbrado a los sismos.
Hacía más de una década que no se sentía un sismo de tal magnitud, cuando en agosto de 2011 uno de magnitud 5,8, que sacudió desde el sur de Estados Unidos hasta Canadá, fue el más fuerte que azotó la costa este desde la Segunda Guerra Mundial.
«En Nueva York somos maestros de los desastres. Sabemos cómo manejar una tormenta de nieve inesperada (…) Todavía hay eventos (por venir) como la trayectoria del eclipse solar que el lunes atravesará gran parte de nuestro estado», recalcó la gobernadora.
Por su parte, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, dijo que ni siquiera sintió el temblor y que de momento no hay ningún informe de impactos importantes.
Los aeropuertos, los únicos afectados
Los aeropuertos internacionales John F. Kennedy (Nueva York) y Newark Liberty (Nueva Jersey) cerraron este viernes tras el sismo para asegurarse de que no ha habido daños.
Por su parte, el aeropuerto de LaGuardia, también en Nueva York, siguió con su tráfico, ya que, según las autoridades, está mejor preparado para este tipo de fenómenos.
Según la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés), el sismo también afectó a algunas instalaciones de tráfico aéreo en Filadelfia y Baltimore.
Posibles réplicas
En la costa noreste sigue la alerta por la posibilidad de más réplicas, como la que se dio una hora después en Bedminster, Nueva Jersey, con una magnitud de 2,0.
Nueva York incluso mandó una alerta móvil a sus residentes advirtiendo de esta posibilidad y dando consejos como ponerse debajo de una mesa, si uno está en el interior, o alejarse de los edificios y postes eléctricos, si está en el exterior.
El alcalde Adams dijo que, pese a que podrían ocurrir réplicas, «los neoyorquinos deberían seguir con su día normal».