La edad de la razón
La oposición amigable le impondrá este lunes al Gobierno los términos de la nueva estrategia, en la que se reconocen los gobernadores que fueron de Juntos por el Cambio y los bloques que le dieron 144 votos a la primera versión de la nonata ley ómnibus.
Ocurrirá a las 15.30 en Casa de Gobierno, cuando Guillermo Francos reciba a la cúpula del bloque Hacemos que preside Miguel Pichetto. Ese arco facilitará la aprobación de la nueva versión del proyecto, que el Gobierno les ha adelantado a los gobernadores en la reunión del jueves y que formalizará por escrito en estas horas.
Ese proyecto recoge todas las recomendaciones de esta oposición amigable:
1. No contiene retenciones al agro.
2. Admite la fórmula de movilidad que propuso la Coalición de Elisa Carrió.
3. Reduce al 10% la delegación de facultades legislativas al presidente.
4. Reduce al 25% la lista de empresas a privatizar y admite la intervención del Congreso en ese trámite.
También lograron un compromiso para que Milei deje de agraviarlos. Un funcionario de altura insoportable en la cúpula del gobierno mandó a decir: «¿No ven que Javier está más manso? Además, esta semana se va de viaje por varios días». Un ejercicio práctico de «despendejamiento», en la jerga de Pichetto. En “La edad de la razón” Thomas Payne (1794) abogó en favor de la razón en lugar de la revelación.
Lo que los gobernadores pidan
Los gobernadores escucharon de boca de Francos la promesa de que el piso de Ganancias estará cerca de los $ 2 millones y que les van a reponer la actualización de los fondos previsionales, que les habían congelado a 13 provincias la semana anterior.
El proyecto contendrá algunos capítulos fiscales que interesan a los mandatarios, como un blanqueo de capitales, una moratoria y el régimen para grandes inversiones. Este capítulo, bajo la sigla de RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) prevé beneficios para emprendimientos de gran dimensión y es la zanahoria para movilizar inversiones que están frenadas.
Desde que se anunció, los inversores congelaron las iniciativas hasta que salga la ley. Con las demoras, el RIGI se ha convertido en una condición para que se reinicien. Mientras no salgan, no se mueve un papel. Nadie te había pedido un RIGI, pero si abriste la boca, después cumplí.
Le pasó al gobierno de Macri con los PPP (Proyectos de Participación Público Privada del cual el RIGI es una copia). Cuando saltó el caso Cuadernos ahuyentó a los socios internacionales y se cayeron en bloque todos los emprendimientos.
Es el riesgo de andar anunciando proyectos que después no se cumplen. Se vuelven en contra de quienes los proponen. Algo muy de este gobierno, que es un paso adelante y dos para atrás. Creen que una gacetilla tiene la fuerza de un DNU.
Después viene la ley espejo
La prueba de amor se verificará esta semana, cuando el Gobierno envíe los fondos de coparticipación que le había cortado a Chubut y que repuso un dictamen judicial. La intención de este sector es quitarle al Gobierno el pretexto de que el Congreso le pone palos en la rueda.
El mensaje es: vas a tener la ley, y con la ley en la mano vas a tener de demostrar que podés gobernar. «Salgamos de esta indefinición, la ley es buena, y empecemos a tratar los problemas», dice Rogelio Frigerio. Si el Gobierno no cumple con lo prometido, esta oposición va a empezar a usar el poder que le da la cantidad de bancas para gobernar desde el Congreso.
Ese arco presume que pueden alcanzar los 2/3 en Diputados para imponerle condiciones al gobierno. El pliego de consenso estratégico incluye el compromiso de que, una vez que la nueva ley esté aprobada, avanzarán en la llamada ley espejo, que contiene una versión afeitada del DNU 70 que rechazó el Senado.
Temen que Diputados tumbe antes el DNU 70
La ley espejo tiene varias versiones, una de la senadora radical Carolina Losada, otra de Martín Tetaz, avalada por Martín Lousteau y conversada en sus orígenes con Nicolás Massot. El proyecto espejo avala las desregulaciones razonables del DNU 70 y contendrá un artículo que lo deroga.
Con eso intercepta la amenaza que blande desde hace algunos días la oposición en serio de los Diputados para pedir una sesión especial de la Cámara para voltear definitivamente el DNU 70, que ya fue tumbado por el Senado. Esa oposición ha llegado a juntar 106 votos entre peronismo e izquierda y puede sumar diputados del medio.
Se inspiran, peligrosamente para el Gobierno, en el voto no positivo de Lousteau en el Senado. Desde entonces el oficialismo lo rodea de halagos para que no se le ocurra sumar a sus diputados del bloque radical, unos siete, al batallón militante que quiere voltear el DNU 70.
Los DNU a la deriva, alerta amarilla
Para pedir la sesión especial bastan 10 diputados. Ya los tienen, pero esperan que en estas horas lleguen a 25 por fuera del peronismo. El bloque Unión por la Patria no encabeza este pedido, pero si lo hace algún legislador de otro bloque, se le van a sumar. Puede ocurrir el jueves, después de la reunión que tiene prevista la Comisión Bicameral del DNU.
El dato más importante de la última semana es la renuncia de Juan Carlos Romero a integrarla. Una señal preocupante que se haya dado de baja el “Director Técnico” (según lo bautizó José Mayans) del grupo de “Los 39” que controla el Congreso.
Preside esa Comisión el riojano Juan Carlos Pagotto de La Libertad Avanza, que ha convocado a sesión el jueves. Tiene la misión de tratar algunos DNU que quedaron sin revisar de la presidencia de Mauricio Macri, muchos de Alberto Fernández y otros de Javier Milei. Entre ellos el que estableció una nueva fórmula de movilidad previsional.
Milei lo firmó el 22 de marzo, es decir que el viernes pasado venció el plazo de 10 días para enviarlo al Senado. Desde ese momento puede ser tratado por la Bicameral. Entre los apurones del riojano Pagotto ha estado la necesidad de que le asignen un despacho en la Cámara.
Como es un político de buenas maneras, ha despachado en oficinas de bloques amistosos -algunos del radicalismo- que le han prestado salones, escritorios y cafetería. Tampoco, hasta la semana pasada, tenía asignados asesores para que lo asistan en tan ciclópea tarea. Este martes hay reunión de asesores de la Bica del DNU. Allí deberían aparecer estos asesores y Pagotto debería poder ya disfrutar de un despacho digno de su barba e investidura.
Tentaciones transversales
La bancada de Germán Martínez quiere evitar la demonización del oficialismo cuando negocia uno o dos de los tres cargos vacantes en la Auditoría. Espera que algún personaje extremo, como Myriam Bregman, pida la sesión especial para ponerse en la cola contra el DNU 70.
El gesto tienta a muchos de manera transversal, como al socialista Esteban Paulón. Integra el bloque Hacemos que es un racimo de mil flores. Paulón expresa una disidencia con el bloque sobre el DNU y se lo tolera. Hacemos es un milagro de equilibrio y de biodiversidad política.
Lo conduce un equilibrista y gran caminador de cornisa como Pichetto. Lo integran, entre otros, Juan Manuel López, presidente del bloque de la Coalición Elisa Carrió, Nicolás Massot, Emilio Monzó, Ricardo López Murphy, Margarita Stolbizer, Florencio Randazzo y Oscar Agost Carreño, presidente del PRO de Córdoba.
López ejercita esa elasticidad. No irá este lunes a la reunión con Francos: «Nosotros no solemos ir a la Casa de Gobierno», me dijo. «Pichetto -agregó- nos representa bien, pero nosotros no vamos a esas cosas«.
La necesidad le abre la puerta a la política
Claro que el tiempo es el gran ordenador. La necesidad saca al Gobierno del estado de coma inducido por una cúpula que no quiere muchos funcionarios, no le molestan las vacantes en el gabinete y reduce la gestión a la tarea contable del déficit cero. ¿Cómo no lo va a lograr si no paga las cuentas, como el resto de los mortales? Así, ni es déficit ni es cero.
No es la única simulación. La otra es eludir a la política. La elección de candidatos a la Corte, la Procuración y la Auditoría le abren la puerta a la política. El procedimiento lo disparó el propio gobierno. Responde a la intención de usar ese trámite para ganar amigos, consolidar alianzas y despejar confusiones.
En el caso de la Corte, la propuesta de Ariel Lijo es regalarle al peronismo una chance de acercamiento formal -en el terreno informal nunca ha estado el peronismo lejos-. La intención es que el peronismo reciba el guante y opere esa designación como propia, porque Lijo gravita en el espectro del peronismo. Y si no le sale, que el peronismo pague la derrota. Lijo era de ustedes, dirá el Gobierno.
Fracasos compartidos
Todos los gobiernos de los últimos 20 años han señalado a los jueces de Comodoro Py como agentes del mal. Kirchner prometió una limpieza en 2003 que operaría su ministro Gustavo Béliz. Cristina de Kirchner intentó una reforma judicial que desestabilizase lo que creía era un poder paralelo. Fracasaron.
Mauricio Macri prometió lo mismo y también capotó. Alberto Fernández intentó una reforma que anegaría a Comodoro Py, fusionando los juzgados federales y nacionales de la CABA y de los partidos del conurbano para debilitar tu gravitación. También fracasó.
El gobierno Milei propone a Lijo, el hombre más político del elenco de Comodoro Py y sostiene al ministro de Justicia, que ha criticado institutos de hondo aroma macrista, como las leyes del arrepentido o la causa Cuadernos. Lijo podrá decir, si le sale, lo que decía Bill Kilgoren (personaje de Apocalipsis Now interpretado por Robert Duval): «Me gusta el olor del napalm, huele a victoria».
Tiempo para pensarlo dos veces
El Gobierno tiene hasta el 17 de mayo para confirmar o no el envío de los pliegos al Congreso. El decreto 222 que regula las designaciones en la Corte prevé que se publiquen durante tres días los antecedentes de los candidatos. Eso ocurrirá entre 15 y 17 de abril.
Siguen 15 días para recibir observaciones e impugnaciones, hasta el 2 de mayo. Desde entonces, y por otros 15 días, es decir hasta el 17 de mayo, el gobierno tiene tiempo para hacer «mérito de las razones que abonaron la decisión tomada».
Es decir, puede revisar la decisión de enviar los nombres de Lijo y de Manuel García Mansilla al Senado. Lo hará, claro, si tiene la seguridad, o no, de que están los votos para los candidatos. El peronismo está, más cerca de apoyarlo, no así a García Mansilla. «Los peronistas no votamos nunca a gente así», me dice la autoridad más alta hoy del peronismo para los temas judiciales y que negocia estas cuestiones con el apoyo de todas las tribus del partido.