Por motivo del Día del Amigo, Oscar Campana, el actual propietario de la famosa aldea medieval, sostuvo con TN Show una charla a corazón abierto para contar cómo inició un vínculo genuino de dos décadas con la famosa familia de músicos.
Una de las familias del mundo del espectáculo con mayor trascendencia, no solo en la Argentina sino en el escenario hispanoamericano, tiene que ser sin duda el clan de los Montaner. El cantante Ricardo Montaner, su esposa Marlene Rodríguez y sus hijos; Alejandro, Héctor, Mauricio y Ricardo, del dúo Mau & Ricky, y la menor del grupo, Evaluna, conforman un núcleo en el que confluye el amor familiar, su pasión por la música y la fe cristiana, como el pilar unificador que une a todas las piezas.
Pero además, uno de los valores más preciados para esta familia es, sin duda, la amistad. Ciertamente, la dilatada trayectoria del patriarca familiar en la escena musical desde hace varias décadas, abrió puertas a la siguiente generación en el panorama actoral y musical. Pero hay un lazo del que poco o nada se habla, precisamente por su carácter no mediático y que trasciende al menos un par de décadas. Esto, gracias a la fascinación del cantante con un mágico lugar de la provincia de Buenos Aires: la conocida aldea estilo medieval, Campanópolis.
Oscar Campana, es el realizador de este magnífico lugar, e hijo de su fundador, Antonio Campana. De acuerdo a informaciones, el nexo de los empresarios con la célebre familia se remonta a 20 años atrás, cuando Marlene se interesó por el lugar para llevar a cabo algunas grabaciones. La sinergia entre ella y Oscar marcó el inicio de un excelente vínculo que luego se extendió hacia el intérprete y sus hijos. En la actualidad, la amistad se mantiene intacta.
En conversación con TN Show, el administrador de Campanópolis contó su historia común con los artistas y compartió algunas fotos inéditas dentro de su álbum familiar.
Oscar recordó con mucha ilusión y nostalgia, entre miles de historias jamás contadas, el día que conoció al ídolo musical en Miami; su presencia en la primera comunión de Mau y la predilección de los Montaner por la aldea para eventos familiares, como la boda de Héctor, uno de los hijos mayores de Ricardo y en 2023, la utilización de estos espacios para la grabación del videoclip de Mau y Ricky con Justin Quiles, “Salvaje”.
Dios, unión y familia: Oscar Campana y los detalles más profundos de su amistad con Ricardo Montaner
-¿Cómo comenzó el vínculo entre vos y los Montaner?
-Te cuento: allá por el año 2003/2004 una amiga me llama un día y me dice “Mira, tengo una mujer (Marlene Rodríguez) que quiere hacer un vídeo con la cantante Noelia”. Entonces nos juntamos en Campanópolis a ver la locación. Ella, muy amable, me preguntó por el precio, le di el monto y le dije que solamente se lo regalaría a un artista como Luis Miguel o Ricardo Montaner. En ese momento, Marlene me dice “Bueno, podemos hacer un video con mi marido”. El hombre era Montaner, ¡creí que me estaba haciendo un chiste!
Hicimos el video y le comenté “Mirá, realmente yo soy superfan de tu marido. Dios quiera algún día me encantaría conocerlo”. Ella me contestó “cuando vengas a Miami, te pido que por favor, me avises”. Pasaron unos meses, me tocó un viaje, la llamé a Marlene y era la comunión de Mau. Llegué a su casa y lo conocí a Ricardo. Imaginate, no lo podía creer. Ese fue el el pequeño inicio de una relación muy linda.
-¿Cómo es la familia fuera de cámaras? Sabemos que son muy creyentes, muy unidos y divertidos por el reality, pero ¿qué podrías sumar desde tu experiencia con ellos?
-Los Montaner son únicos. Son lo que ves, lo que viste en el reality son los Montaner: son buenos, sanos, unidos, lindos, buena gente, buenos amigos, muy creyentes… y con sus amigos buena onda, linda vibras. Cuando te dicen “Te quiero” es porque te quieren de verdad. Cuando entrás en el círculo, es una familia como la de las películas. Yo tuve unos temas de salud muy muy graves hace cinco años atrás y ellos han estado superpendientes de mí realmente, como si fuéramos hermanos.
-¿Cuándo los Montaner vienen a Buenos Aires suelen visitar la aldea?
-Sí, cuando vienen a Buenos Aires y hay tiempo, visitan. Por trabajo, Marlene vino varias veces con Mau y Ricky para hacer algunos videos. Después ya empezaron a venir solos. Ricardo estuvo para la boda de su otro hijo, Héctor. Hicimos el casamiento acá y fue de ensueño. Y también son unos increíbles embajadores de Campanópolis. Ellos son muy sensibles porque tienen fundaciones que colaboran con gente carenciada en varias partes del mundo y saben lo que es llevar adelante un lugar así.
Hace tiempo, me tocó un viaje y estaba justamente los chicos (Mau y Ricky) haciendo un programa con Marley en Miami. Enseguida dijeron “Sabés que el dueño de Campanópolis es nuestro amigo, tenés que ir a grabar allá”. Marlene, que es una gran directora de videos, me ha sugerido con otros artistas. Ellos siempre han sido muy colaboradores con nosotros.
-¿Ricardo y su familia llegaron a conocer a tu padre Antonio? ¿Cómo fue ese acercamiento?
-Mi padre había tenido cuatro operaciones de cáncer, pero igual quiso construir Campanópolis. En un momento empezó con un tema de diálisis, no se podía trasladar y Marlene y Ricardo me pidieron conocerlo. Nosotros vivíamos en esa época en Caballito y fue un encuentro muy lindo. Imaginate que a un artista tenías que verlo en un VHS o en un DVD, más de la talla de Ricardo y no era sencillo. Esos gestos que tienen ellos de cariño, de afecto para mí fueron muy emotivos, y para ellos también, ya que Antonio era una persona muy interesante. No tuvo estudios secundarios ni primarios, pero sí un posgrado en imaginación.
-¿Cuándo fue la última vez que compartieron juntos?
-La última vez que nos vimos fue hará un mes y medio que Ricardo tuvo un viaje a Buenos Aires relámpago por un tema de trabajo y por teléfono nos hablamos semanalmente prácticamente cada 10 días.
-¿Cuál sería el recuerdo más preciado que tienes junto a los Montaner?
-No te puedo dar un solo recuerdo preciado, ¡son todos tan interesantes! Imagínate en tantos años, momentos muy tristes que nos tocó compartir, momentos muy lindos en viajes, en fiestas, en cumpleaños… Pero siempre lo más lindo, fue la relación que hubo de cuidarnos, porque si bien ellos están expuestos, primero que nada, son personas y, como todos, tienen sus problemas, algún tema que por ahí son más incómodas de charlar, pero de un lado y del otro, siempre hubo mucha confianza. Nunca se rompió ese código por un tema de ética, cariño y respeto.