Se acerca el momento del año en el que los residentes de Estados Unidos deberán cambiar sus relojes. El Daylight Saving Time (DST) u horario de verano es una medida centenaria que se utiliza en la mayoría de los estados, incluido Pensilvania, para ahorrar energía al aprovechar la duración de la luz solar en los meses más cálidos del año.
Con la llegada del equinoccio de otoño, los días se vuelven más cortos y es momento de modificar el tiempo en distintos dispositivos.
El Daylight Saving Time comienza siempre el segundo domingo de marzo y termina el primer domingo de noviembre.
En 2024, la fecha de inicio fue el 10 de marzo, mientras que su fin llegará el próximo domingo 3 de noviembre. En Pensilvania esta modificación se realizará a partir de las 2 de la madrugada, momento en que los relojes se deberán atrasar una hora para que marquen la 1.
Cambio de horario en Pensilvania: qué dispositivos hay que modificar de forma manual
Los relojes digitales no siempre cambian automáticamente para el horario de verano. Aunque muchos dispositivos modernos, como teléfonos celulares, computadoras y algunos relojes inteligentes, ajustan la hora de forma instantánea, otros, en especial los más antiguos o los que no están conectados a internet, pueden requerir un ajuste manual.
Los dispositivos vinculados a internet suelen sincronizarse con servidores de hora que actualizan automáticamente el reloj para reflejar el cambio al horario de verano. Sin embargo, los relojes digitales independientes, como los que tienen funciones básicas o no están conectados a una red, generalmente necesitan ser ajustados manualmente. Claro que, en este último grupo, también entran los dispositivos analógicos con agujas.
A pesar de su objetivo de índole energética, algunos especialistas marcaron que los beneficios del horario de verano no son tan amplios como se lo imagina. Por ejemplo, un estudio de 2008 del Departamento de Energía de EE.UU. encontró que el ahorro era menor de lo esperado: solo el 0,5% de electricidad total por día. Además, este logro se contrastaba con un uso mayor de aire acondicionado, dando un resultado neto modesto.
En materia de salud, hubo investigaciones que demostraron que el cambio al horario de verano puede interrumpir el ritmo circadiano, afectando la calidad del sueño. Un estudio publicado en el American Journal of Lifestyle Medicine en 2012 descubrió que la alteración en el horario de sueño puede llevar a problemas como insomnio y somnolencia diurna.
Por último, también podría ser un factor que ocasione problemas de seguridad. Un trabajo publicado en 2019 en Current Biology determinó que esa modificación en el horario está asociada con un aumento en los accidentes de tráfico. La investigación concluyó que el ajuste del reloj puede llevar a una mayor cantidad de siniestros debido a la alteración en los patrones de sueño y la adaptación del cuerpo.
LA NACION