“Milei le cedió casi el manejo absoluto del Gobierno a Santiago Caputo”, sentenció Mauricio Macri durante su visita del fin de semana a Córdoba, al graficar la relevancia de un asesor presidencial que, sin ser sujeto políticamente expuesto, ubicó funcionarios de su máxima confianza en más de una decena de áreas estratégicas del Ejecutivo y hasta cuenta con un delegado en la Cámara de Diputados.
La disolución de la AFIP llevó la firma del integrante del «triángulo de hierro» que, junto a su tío Luis «Toto» Caputo, decidió reestructurar el organismo recaudador y acotar su estructura. También tiene alguna terminal en el área de Desarrollo Productivo, según confían calificadas fuentes oficiales. La flamante secretaría de Energía, María Tettamanti, arribó al cargo por un acuerdo entre el asesor «sin firma» y Mauricio Macri.
Este miércoles Diego Chaher anunció la privatización del ramal ferroviario Belgrano Cargas. Ex titular de Contenidos Públicos y Télam, fue convocado por el «pibe maravilla» como secretario de Empresas y Sociedades del Estado, de Jefatura Gabinete, como premio por su labor en el achique de los medios públicos. «En todas las empresas del Estado, de alguna manera, Santiago tiene injerencia», confía otra fuente oficial consultada que da cuenta que, incluso, le responderían algunos directores en empresas con participación estatal.
El caso más emblemático es YPF, donde logró colocar a su amigo Guillermo Garat, como titular de relaciones institucionales, y desde allí influye en la distribución de la pauta de la petrolera estatal, que tuvo un inusitado incremento: pasó de $ 8.832 millones en el primer semestre de 2023 a $ 33.170 millones en el mismo período de este año.
Como ocurrió con la transformación del ente recaudador, Caputo resultó el factótum de los cambios en la AFI, a la que dividió en cuatro agencias, y donde empoderó como titular a Sergio Neiffert. Justamente en esta reforma también intervino José Luis Vila, de Asuntos Estratégicos de Jefatura. «Con Vila pasa que no sabemos si reporta a Francos o a Caputo», se sincera un dirigente libertario que trajinó la campaña del 2023.
También el asesor tiene delegados en la Secretaria de Interior que comanda Lisandro Catalán. Todas las semanas, de hecho, visitas las oficinas de la planta baja de Casa Rosada. «Todos son de confianza de Santiago acá», reconoce una fuente oficial consultada.
María Ibarzábal Murphy es secretaria de Planeamiento Normativo de Presidencia y una de las espadas jurídicas del asesor presidencial: estuvo a cargo de los cambios en el decreto de Acceso a la Información.
El asesor estrella de Milei tiene una marcada influencia en ministerio de Justicia a través del secretario Santiago Amerio, virtual número dos de Mariano Cúneo Libarona, y representante del Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura. También en el seno del oficialismo trasciende que Caputo promovió como número 2 de la UIF a Santiago González Rodríguez.
Asimismo, ganó influencia en organismos descentralizados como Arsat, con el titular, Mariano Greco, y con el Enacom, con Juan Martín Ozores.
En Cancillería arribó un dirigente cercano al denominado «Grupo San Miguel», que tiene como referente al diputado provincial Agustín Romo, coequiper de Caputo en la construcción de Comunicación Digital en el denominado Salón de los Próceres. Se trata de Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización.
Justamente una vieja conocida del asesor todoterreno volvió a Casa Rosada hace un mes, la ex secretaría de Comunicación, Belén Stettler, Pero no está claro si colabora con la estructura de Vocería de Manuel Adorni o con su ex compañero en la consultoría política.
La ascendencia del asesor encuentra limitaciones en algunas carteras: Capital Humano, Seguridad y Defensa. Pese a su frialdad con Sandra Pettovello, «indirectamente» incidiría en un funcionario que ganó relevancia en las últimas semanas: Alejandro Alvarez, subsecretario de Asuntos Universitarios. El «Galleguito», como se lo conoce, está más bien referenciado con el grupo «San Miguel», en el el que también abrevan el propio Sotelo y el diputado Santiago Santurio.
Pero la influencia del integrante del «triángulo de hierro» no se agota en el Ejecutivo. Meses atrás sugirió a Martín Menem, para «reforzar la comunicación política, la llegada de Santiago Cosimano, un ex vocero de Jorge Triaca, que así pasó a desempeñarse como subdirector de Comunicaciones de la Cámara de Diputados.