«Seguimos sin comunicación con ninguna de las chicas, están literalmente incomunicadas, no las puede ver nadie más que la abogada. Es todo muy excesivo, no sabemos cuándo las van a liberar».
Detrás de la detención de las jugadoras de River y la Navidad que pasaron en prisión están las familias, extremadamente asustadas por una situación de la que no tienen certezas acerca de cuándo terminará: más allá de los esfuerzos del club, la realidad es que se trata de un delito para el código penal brasileño y todo se complica más aún por el hábeas corpus rechazado el martes y la feria judicial, que inició esta semana y se extiende hasta después de Reyes.
Ese combo es el que preocupa y mucho a los familiares, algo que quedó al descubierto en este testimonio difundido por el sitio FutFemGol, del que se resguarda la identidad. La situación descripta es, precisamente, de lo que se quejan internamente en River: Candela Díaz, Camila Duarte, Juana Cángaro y Milagros Díaz solo hablan con el cuerpo de legales enviado por el club y con Thaís Sankari, la letrada paulista que se hizo cargo del caso desde el viernes a la noche, cuando fueron detenidas post partido ante Gremio. De hecho, las jugadoras solo pudieron ver una carta enviada por sus seres queridos.
«Después de que las trasladaron (NdeR: el sábado, a la Penitenciaria Femenina de Sant’Ana, luego de que el juez confirmara la prisión preventiva), ya no tuvimos ningún tipo de información hasta el lunes, que recién ahí pudieron volver a ver a la abogada», relató la familiar. Y agregó detalles de lo que habría sido la audiencia del lunes: «El juez, en lugar de conectarse y dar la excarcelación como pidió bajo fianza, dijo que no tenía señal y que no podía dar la excarcelación».
El comunicado de River tras el hecho de racismo en Brasil.
La decisión del juez Alberto Anderson Filho del Tribunal de Justicia de San Pablo tiene un fundamento en el propio código penal de Brasil, que condena fuertemente este tipo de hechos. Fundamentalmente, después de que en enero del año pasado entró en vigencia una ley sancionada a fines del 2022 que equipara la injuria racial con el racismo, un delito que no permite la fianza (aquí, un punto de desacuerdo entre lo dicho por la familiar y la propia ley) y tampoco prescribe.
Así, alguien puede recibir una pena de entre dos a cinco años de prisión, que puede llegar a ser duplicada si se considera que se cometió por dos o más personas de manera conjunta (está contemplado que esto se aplique también a partidos de fútbol, entre otros eventos deportivos, culturales y religiosos).
River Plate –
Los gestos racistas de una jugadora de River contra Gremio
Video: SporTV3
De todos modos, y más allá de las dificultades, las cuatro jugadoras todavía guardan sus chances de ser liberadas próximamente: en Brasil, un hábeas corpus tiene una sentencia preliminar (de urgencia, la que fue dictada el martes) con un amparo de cinco días y otra de fondo, que está a cargo de tres jueces y podría llegar a tener una resolución final en febrero o marzo, algo que lógicamente desde el club intentarán impedir por todos los medios.
La acusación del juez y la defensa
El documento con la resolución, al que pudo acceder Olé, es claro en sus fundamentos para rechazar el hábeas corpus: «Las acusaciones están relacionadas con un delito grave, considerado atroz, cuyas imágenes están circulando ampliamente por la prensa, demostrando claramente la conducta de la acusada Candela Díaz (NdeR: es la que hizo el gesto del mono). Existen testigos que confirman la conducta delictiva perpetrada por ella, la cual al parecer no solo ofendió a la víctima Kayque, sino también a Stephanie (NdeR: ambos alcanzapelotas del partido), quien ciertamente no le hizo gestos mostrando sus genitales», dice lo emitido el martes 24.
Con respecto a la defensa, los argumentos para solicitar la excarcelación pasaban porque los dichos y gestos racistas habían sido un «acto de represalia», dado que «durante el partido, la víctima hizo un gesto con sus manos sobre sus genitales hacia las jugadoras, ofendiéndolas con gestos obscenos». La víctima, tal como está descripta en el documento, es un alcanzapelotas con quien varias jugadoras de River discutieron.
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