Cuando ya estaba haciendo planes como inminente jubilado, porque el 30 de enero cumplirá 65 años y en diciembre de 2025 finalizaba su contrato con River, Gabriel Rodríguez recibió “una caricia al alma” de Marcelo Gallardo, quien decidió volver a colocar en la función de coordinador general de las Inferiores al hombre que lo fichó en el club con edad de Pre-Novena (a los 12), cuando fue a probarse con su papá Máximo a las antiguas canchas auxiliares del Monumental. “Todos saben que yo a Marcelo lo quiero como un hijo y por esa relación que tenemos con su regreso al club surgió que me hiciera esta propuesta, que para mí es un orgullo”, le dice a Olé el experimentado formador que ostenta entre sus joyas descubiertas en Núñez a nombres como Saviola y Aimar, además de los talentos que captó en San Lorenzo.
-¿Qué significa para vos volver a cumplir esta función en River, Gabriel?
-Fue una sorpresa, sinceramente. No esperaba esto ya en mis últimos años de profesional. Me sentía muy contento en lo que estaba haciendo en estos tres años a cargo del fútbol Infantil, que es lo más sano y lo más puro. La verdad que pasé momentos estupendos con los chicos, pensé que iba a ser un poco el abuelo y terminé abrazado con ellos, así que ha sido un rejuvenecimiento para mí este último tiempo.
-Bueno, pero ahora se te viene un gran desafío…
-Por supuesto. Marcelo tiene mucho que dar, no solamente en el fútbol profesional sino que es bastante obsesivo en el trabajo y lógicamente enseguida se puso a delinear lo que es el futbol juvenil como ya lo había hecho en su etapa anterior en River y confió en mí por el por el cariño y el entendimiento mutuo que tenemos.
-¿Habías tenido contacto con Marcelo desde que volvió al club?
-No, solamente me encontré con él el día de su presentación, a la que el presidente me invitó. Nos dimos un fuerte abrazo porque hacía mucho tiempo que no nos veíamos, pero después él estuvo abocado lógicamente a la Libertadores, el rearmado del equipo… Después sí nos mandamos algunos mensajes de WhatsApp y ahí fue cuando me citó, tuvimos tres o cuatro reuniones y llegamos rápidamente a ponernos de acuerdo para empezar a trabajar. Estoy muy contento porque me devolvió una función que creo haber cumplido muy bien las veces que me tocó (NdeR: desde 1981 hasta 1991 de la mano del eterno Adolfo Pedernera, de 2006 a 2009 y 2014-2016, aunque siguió ligado al CARP en Infantiles hasta este final de 2024).
Gabriel Rodríguez y un recuerdo inolvidable junto a Gallardo en los inicios del Muñeco en River.
–¿Cuál es el objetivo principal en esta nueva etapa?
-Como primera medida, fijar la estructura dentro de una línea, un orden y un profesionalismo. Volver a las fuentes: volver a nuestro estilo clásico de jugadores hábiles, técnicos, de buen trato de balón. Y adaptarlos a lo que es hoy la dinámica y el trabajo físico, pero nunca perder la identidad futbolística de River. Siempre digo que River es distinto. No es mejor ni peor que nadie, simplemente es diferente y por eso llegan tantos de nuestra cantera a la Selección. El de River es un fútbol con una línea depurada y el objetivo es volver a ese estilo, aunar los criterios en toda las actividades y el desarrollo del área formativa, ya sea en el departamento médico, entrenadores de arqueros, departamento psicológico, nutrición, neurociencia… Tenemos que volver a juntar a la gente, que todos trabajen con alegría y dedicación y volver a ser una gran potencia del fútbol infantil y juvenil. No hay mucho secreto, yo creo que esto es muy simple: es juntar profesionales con jerarquía y capacidad, y tener el mejor diálogo y el mejor sistema de formación para que los chicos estén cómodos y puedan cumplir su sueño de llegar a Primera en las mejores condiciones.
-¿Se necesitan muchos cambios en la estructura del área de formación?
-No, en realidad los movimientos son mínimos. La mayoría de las personas que están llevan muchos años trabajando y varios por supuesto que van a continuar. Nuestra idea es armar un grupo de trabajo donde esté instaurado no solo el estilo sino también el sentido de pertenencia, aunar dentro de este cuerpo técnico muchos muchachos que ya son grandes y que han dejado el fútbol y tienen un arraigo muy fuerte con el club y pueden aportar mucho. Queremos fortalecernos con gente con capacidad y el conocimiento de la institución, porque eso es fundamental.
-¿Con qué presente y proyección de futuro a corto plazo te vas a encontrar en las Inferiores?
-Bueno, yo en los últimos años no estuve viendo los partidos porque trabajaba con los chicos de Infantiles. River siempre tiene buenos jugadores en todas las categorías pero hoy las que tienen un mayor potencial son de la Sexta para abajo y hay una brecha grande hasta que esos chicos lleguen a Primera. Por eso tenemos que trabajar en el ajuste y el desarrollo de las más grandes para que haya una secuencia que no se corte de manera tan brusca después de los Echeverri, Ruberto, Mastantuono, Subiabre, Zabala… que son los que ya son profesionales a pesar de su juventud.
-Bueno, el hincha ya se pregunta quiénes vienen detrás de ellos…
-Y sí, River siempre fue igual. Me pasó cuando aparecieron Gallardo, Saviola, Aimar y tantos otros. El club no se puede quedar con los talentos que ya triunfaron o están hoy en Primera sino que tiene la exigencia de seguir desarrollando jugadores de primera categoría como pasó en casi toda su historia. Yo sé que la gente me va a pedir más Mastantuonos, más Echeverris. Esa clase de jugadores la tenemos en las categorías 2008 hasta 2013 y las más chicas (de 2012 a 2019), que son las que salieron campeonas en estos años en Infantiles.
-¿Qué mirás especialmente cuando tenés que elegir un jugador para River?
–Lo primero es la calidad técnica, las condiciones naturales, que tengan habilidad pero que también sean inteligentes, que entiendan el juego y que tengan carácter para animarse a gambetar, a ir para adelante. Después hay un montón de cosas que se van puliendo y desarrollando con el crecimiento, aunque la clave de la captación está en la materia prima, en el ADN de cada chico, que debe tener las características que siempre han distinguido a los futbolistas de River.
Gabriel Rodríguez vuelve a ocupar un rol que ya cumplió en dos etapas anteriores en el CARP.
-Suele decirse que en edades de formación no son importantes lo resultados, pero es algo que suena imposible en un club tan exigente como River.
-Es así. En River hay que ganar siempre y los chicos deben crecer adaptándose a esa exigencia. Lo que no se puede perder son las formas. Lo que no sirve es ganar de cualquier manero sino siempre con el estilo del club. Cuando un juvenil llega a la Primera de River tiene que estar preparado para cumplir con la exigencia histórica de ganar, gustar y golear, sabiendo que lo primero que se les va a pedir es ganar.
-¿Qué resultados se pueden obtener con el trabajo de técnica individual por fuera de los entrenamientos grupales?
-Para mí es fundamental que los chicos trabajen con técnica individual, porque yo pienso que la repetición de movimientos genera la mecanización para que después en la cancha las cosas surjan de manera natural. Y no es lo mismo trabajar eso con cada jugador que hacerlo en forma grupal, porque un entrenador no puede enseñarle personalmente a cada chico en un grupo de 30 jugadores. Por eso, nosotros vamos a tener especialistas en cada puesto, ex jugadores que se dediquen a enseñarles cosas puntuales de técnica a los chicos, como por ejemplo el manejo de los dos perfiles, el control orientado, la definición, la marca y la saltabilidad en caso de los defensores. Nunca se deja de aprender: incluso los futbolistas se pueden haber retirado sin haber aprendido todo.
-¿Cómo se hace para que los chicos entiendan que en River deben ser profesionales desde muy pequeños tanto dentro como fuera de la cancha?
-Eso es fundamental, hay que acompañarlos mucho, ir a la pensión, hablar con ellos, con la gente que se ocupa de la psicología, la nutrición, pero sobre todo para que sufran lo menos posible el desarraigo de estar lejos de su familia, de su lugar de origen… En estos días me pasó algo muy lindo en una de las prácticas de Primera a las que me invitó Gallardo: Kranevitter estaba corriendo por un costado y cuando me vio me vino a saludar y me dijo “muchas gracias por todo lo que hizo por mí cuando era chico”. Eso vale mucho más que lo que haya logrado cada jugador como profesional y con Marcelo lo tenemos muy claro, que los chicos tienen que sentirse contenidos para poder dedicarse al fútbol sin pensar en otras cosas que muchas veces involucran a sus familias, sobre todo en los chicos que llegan desde el Interior y viven un cambio grande en todo sentido.
-¿Qué importancia le das al uso de la tecnología?
–La tecnología es importante porque nos da una herramienta más y nos permite tener un registro de datos mucho más grande que antes. Hay que adaptarse y utilizarla para sumar, pero también teniendo en muy en cuenta que no puede reemplazar al ojo de un entrenador. Nosotros vamos a contar con gente experta en la materia, que ya viene trabajando con nosotros en las Infantiles, y yo también me vengo adaptando hace tiempo a esto: mi trabajo hoy es un 70% de oficina y 30% de campo.
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