El presidente Javier Milei fue reconocido esta noche con el premio «Titán de la Reforma Económica» en el Hispanic Inaugural Ball, un evento en el que también fue homenajeado Marco Rubio, quien asumirá como próximo secretario de Estado en el gobierno de Donald Trump.
El presidente estadounidense y Rubio mantienen una relación cercana, tanto en lo ideológico como en lo personal, y aprovecharán esta ocasión para mantener una conversación informal sobre temas locales e internacionales.
Cuando la presentadora Natalia Denegri anunció a la llegada de Milei, el mandatario argentino fue recibido con una enorme ovación en el salón del hotel Omni, donde se lleva a cabo la gala. Entre saludos y solicitudes de fotos, Milei tardó cerca de 15 minutos en llegar a su mesa debido al entusiasmo de los asistentes, que sumaban casi mil personas.
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Antes de tomar asiento, el presidente argentino respondió a una invitada que le pidió un mensaje «para los zurdos«. «Los vamos a noquear a todos«, declaró con firmeza, generando reacciones positivas entre los presentes.
En la mesa principal, junto a Milei, se encuentran su hermana Karina Milei, el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, el canciller argentino Gerardo Werthein y el ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, Rubén Ramírez Lezcano.
El discurso de Milei
Luego de recibir el premio, el presidente Milei brindó un discurso de agradecimiento frente a una multidud que esperaba con ganas escucharlo, destacando el impacto de su gobierno en el primer año de mandato y su compromiso inquebrantable con las ideas de libertad.
En su discurso, Milei reflexionó sobre los logros alcanzados y trazó una clara visión de futuro para Argentina, marcada por su lucha contra el socialismo y la búsqueda de una transformación profunda de la economía nacional.
«Soy un economista que ha sido honrado con la tarea de conducir los destinos de mi país«, comenzó Milei, agradeciendo la distinción y destacando su trayectoria vinculada a la teoría económica, en particular a la Escuela Austríaca y a los principios de la libertad que guían su gestión. En sus palabras, la defensa de la libertad, el derecho a la vida, la propiedad y la libertad económica, es un compromiso «inclaudicable«.
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Uno de los puntos más destacados de su discurso fue su crítica al socialismo, al que definió como «una enfermedad del alma«, debido a que este sistema ha destruido los valores fundamentales del ser humano en Argentina.
«Si no se enfrenta a tiempo, puede llevar a la miseria, como ha ocurrido en mi país«, advirtió, subrayando que la mayoría de los argentinos empieza a despertar de esta larga década de experimentación socialista. «Las mayorías silenciosas están despertando, y el curso de la historia está cambiando«, afirmó con optimismo, destacando el creciente apoyo a su gobierno y sus reformas.
En relación a la naturaleza de las reformas que ha impulsado, Milei insistió en que el camino tomado es el de un «cambio sin miedo«. Contrapuso su estilo de gestión frente a las políticas gradualistas que han marcado la historia reciente de Argentina, afirmando que, a diferencia de otros gobiernos, su administración no tiene miedo de aplicar medidas de shock para generar confianza.
«Nosotros somos reformistas, pero no políticos. No operamos bajo la premisa de que lo más importante es nuestra permanencia en el poder«, afirmó con firmeza, destacando que su gobierno está enfocado en la transformación estructural del país, sin miedo a las repercusiones inmediatas.
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El presidente argentino también cuestionó la idea del consenso político que muchos intentan promover en el ámbito reformista, afirmando que «no puede haber acuerdo entre el bien y el mal«. Según Milei, aquellos que se oponen a la reforma no pueden ser considerados como aliados en el proceso de cambio, ya que «trabajan para intereses antagónicos«.
Este punto dejó claro que su gobierno no buscaría consensuar con aquellos que han perpetuado el colectivismo y el modelo empobrecedor que ha destruido a Argentina.
Otro tema fundamental que tocó Milei fue el de la reducción del Estado, defendiendo la idea de que «el único Estado aceptable es el más chico posible«. Explicó que la expansión del aparato estatal ha sido uno de los grandes enemigos de la prosperidad argentina, y subrayó que la desregulación y la eliminación de la burocracia estatal son esenciales para devolverle al ciudadano lo que le corresponde.
Citando a Murray Rothbard, Milei remarcó que «cuanto mayor sea el tamaño del Estado, menos recursos se utilizan para satisfacer los deseos de los consumidores que han contribuido a la producción«. En su visión, el Estado debe ser lo más pequeño posible para que los ciudadanos puedan ser los verdaderos beneficiarios de su propio trabajo.
Finalmente, Milei se mostró optimista sobre los logros alcanzados hasta el momento. En su primer año de gobierno, destacó un superávit fiscal histórico, una drástica reducción de la inflación y una disminución significativa de la pobreza, logrando que el país experimentara «mejores niveles de actividad y crecimiento«.
«Este ha sido solo el comienzo, lo mejor está por venir«, expresó, dejando en claro que las reformas estructurales no se detendrán. Aseguró que aún hay por delante 3.200 reformas que llevarán a Argentina a convertirse en «el país más libre del mundo«, donde la libertad económica será el motor de la prosperidad.
En su cierre, Milei agradeció el reconocimiento y se mostró confiado en que, con la aplicación de estas reformas, Argentina puede volver a ser grande. «Hagamos nuevamente grande a la Argentina y a Estados Unidos«, concluyó, reafirmando su compromiso con un cambio profundo y con el futuro del país.