Pese a cierta tensa calma en el mercado cambiario, el mes pasado el Banco Central consiguió comprar casi US$ 1.750 millones. Esta buena performance no estuvo apalancada por una mayor oferta de los exportadores ni por una caída de la demanda, sino por una dinámica que se viene repitiendo desde agosto último: el impacto de los préstamos comerciales en dólares.
Según datos oficiales, en enero, el stock de préstamos en dólares se disparó US$ 1.776 millones, un 18% más de lo que se había visto en diciembre. De esta manera, el stock de préstamos volvió superar los US$ 12.000 millones, un nivel récord que no veía desde el Gobierno de Mauricio Macri.
«La suba responde a los mayores incentivos a endeudarse en dólares (por ejemplo, prefinanciar exportaciones) para “hacer tasa en pesos” en un contexto de esperada estabilidad cambiaria, a la par de mayores gastos en moneda extranjera con tarjetas de crédito (proxy de gasto en turismo en el exterior) resultado de la percepción de un dólar atrasado», explicaron en la consultora LCG.
La tendencia de las empresas argentinas que aprovechan el dólar calmo y la diferencia de tasas para endeudarse en moneda extranjera se profundizó desde la segunda parte de 2024. Sin embargo, en la comparación interanual, los préstamos en dólares crecen más del 230%
Este «colchón» de dólares es lo que captó el Banco Central en sus intervenciones en el MULC pero no se vio reflejado en las reservas por la fuerte intervención que el organismo tuvo en el mercado de bonos para sostener la brecha entre el dólar oficial y los paralelos.
«El fortalecimiento de la posición compradora del BCRA en enero (sumó US$ 1.617 millones netos) apalancada en la fuerte liquidación de préstamos y colocaciones en dólares, en buena parte se consumió en las intervenciones del BCRA en los dólares paralelos para controlar la brecha y sostener el carry, alimentando la rueda. Esto evidencia la fragilidad de las cuentas externas», advirtieron en la consultora.
El «carry trade» es justamente la «bicicleta financiera» que se hace cuando está el dólar quieto y hay altas tasas de interés en pesos. Se cambian los dólares por pesos y se los coloca a plazo para sacar una ganancia con la que se puede adquirir una mayor cantidad de dólares.
La baja de tasas de la última semana apuntaría a que esta misma dinámica se repita durante febrero. De hecho, operadores del mercado afirmaron que con un recorte de 300 puntos básicos en la tasa de referencia, el BCRA «se quedó corto» por lo que no descartan nuevos ajustes, que podrían darse una vez que se conozca el dato de inflación de enero, que comunicará la semana que viene el INDEC.
Hay margen para que las empresas sigan buscando financiamiento para «apalancar la bicicleta». Aunque el mes pasado los depósitos en dólares de los bancos cayeron US$ 133 millones, el stock total de estos dólares en manos del sector privado se mantiene por encima de los US$ 31.000 millones.
«La financiación en dólares también seguirá traccionando apalancada en el aumento significativo de depósitos que dejó el blanqueo. La combinación de tasas y expectativa de devaluación tanto del oficial como de los paralelos, que garantizan -al menos en el corto plazo- una elevada rentabilidad en dólares, y la dinámica de atraso promete acentuar la financiación de los gastos con tarjeta de crédito», adelantaron en LCG, a la vez que remarcaron: «Lo primero juega a favor de un aumento de reservas netas (por la obligación de liquidar los saldos en el mercado oficial) en tanto que lo segundo implica directamente una salida independientemente de cómo sean pagados los saldos».
NE