Hay situaciones que nunca se olvidan y para Orlando Bloom y Katy Perry, lo que padecieron con su perro Mighty es una de ellas. Una pesadilla indescriptible, tortuosa, un dolor que caló hondo en el sensible corazón de la pareja de celebridades, a días del nacimiento de su hija, en 2020, cuando el pequeño can desapareció.
Todo sucedió cuando, lleno de emoción por la llegada de la pequeña a su vida, Orlando Bloom salió a pasear con su compañero de cuatro patas por los alrededores de su casa en Montecito, California. Y, en un descuido del actor, el can echó a correr de un momento a otro.
La desesperación se hizo carne en Bloom y ni sus gritos, pedidos de ayuda, carteles con los que empapeló el barrio y pedidos por redes con recompensa incluida alcanzaron para que Mighty aparezca sano y salvo, moviendo su tierna colita de caniche.
«No recuerdo una vez en mi vida en la que me sintiera tan destrozado. La crudeza que he sentido estos últimos días y las noches de insomnio ante la idea de que mi pequeño hombrecito estuviera perdido y asustado y que no haya podido hacer nada para protegerlo, es una verdadera pesadilla», expresó el actor de El señor de los anillos, desolado.
EL HORRIBLE DESENLACE DE LA DESAPARICIÓN DEL PERRO DE ORLANDO BLOOM
Con Katy Perry recién parida, Orlando organizó un operativo de búsqueda para encontrar a su perro. Durante horas, desde la mañana hasta bien entrada la noche, el actor y sus amigos cercanos rastrillaron la zona. Fueron siete días de recorridos intensos para el actor, que no ahorró recursos para encontrar a su querido amigo perruno.
Hasta que, ayudados con dos perros rastreadores, un indicio apareció: el collar de Mighty, sin rastro alguno de su dueño. Desollado, Orlando lloró durante días, hasta que decidió inmortalizar su amor con un tatuaje, un corazón con el nombre de su perro en el pecho.