El impacto por la venta millonaria de los activos no convencionales de la estadounidense ExxonMobil no tardó en reflejarse en otros grandes jugadores, y si bien los grandes players internacionales resaltaban desde entonces la valoración de mercado lograda en esa operación, la noruega Equinor acaba de dar un paso más que podría conducir a su salida de Vaca Muerta.
La empresa del Estado de Noruega, una de las energéticas más grandes del mundo con fuerte especialización en el offshore, acaba de contratar a un banco internacional de primera línea para explorar si en el mercado puede haber interés en comprar las áreas en las que participa como socia en Vaca Muerta, informaron a iProfesional fuentes al tanto de esa búsqueda.
Esta evaluación del mercado y de ponderación del valor de los activos es un proceso que suelen hacer generalmente en silencio las compañías en todo el mundo de la industria petrolera, y es tal como comenzó hace poco más de dos años el proceso de desinversión de ExxoMobil que concluyó en el último trimestre de 2024 con la venta de activos a la nacional Pluspetrol por u$s1.750 millones.
En este caso, Equinor es propietaria del 30% de Bandurria Sur, un bloque de shale oil en el que está asociada a YPF que es la compañía operadora con el 40% de participación y con la anglohgolandesa Shell que controla el 30% restante de paquete accionario. La noruega, además, participa con el 50% del bloque Bajo del Toro Norte, también operada por YPF.
Este proceso de posible desinversión se daría en un momento clave de la formación en el cual se están desplegando distintas obras de infraestructura para la evacuación de gas y petróleo en la formación que liberaría por muchos años el cuello de botella que limitó el crecimiento de la producción, abriendo múltiples oportunidades de exportación que generarían ingresos que se estiman podrían alcanzar los u$s30.000 millones hacia finales de la década.
Vaca Muerta en análisis, pero «el offshore no se toca»
Las mismas fuentes consultadas aseguraron que estos son las únicas áreas en análisis y que podrían derivar en una desinversión a mediano plazo, pero que no hay indicio (por ahora) de que pueda ocurrir algo similar con las áreas que Equinor tiene en el offshore argentino con permisos de exploración vigentes, lo que en definitiva es uno de los fuertes de la compañía en el mundo.
En su último informe global al mercado realizado semanas atrás, la empresa dio por cerrados los procesos de desinversión de los negocios de exploración y producción en Azerbaiyán y Nigeria, con una contraprestación total estimada de hasta u$s2.000 millones, tras 30 años de actividad en esos mercados bien diferenciados, en línea con la estrategia de optimización de la cartera de petróleo y gas.
Las perspectivas actualizadas para 2025 por la compañía indicaron recientemente que este año Equinor tendrá un inversión en capex de u$s13.000 millones, una estimación de la producción de petróleo y gas que crecerá un 4% interanual, y con una revisión a la baja de la intensidad de inversión de sus proyectos renovables para «adecuarlos a la realidad del mercado».
En este marco se da la puesta en análisis de los activos en Vaca Muerta, lo que no implica una salida segura, sino que deben cumplirse pasos previos como encontrar interesados en asumir la titularidad de esos bloques, luego que el precio que ofrezca sea atractivo y finalmente lograr un acuerdo amplio para el traspaso.
Pero como en toda gran compañía global, las fuentes consultadas también señalaron que la principal puja no es con el resto de las competidoras sino que es interna, ya que las distintas locaciones en los 30 países que Equinor tiene presencia disputan por lograr los fondos para sus planes de inversión y desarrollo, y en ese escenario el futuro de Vaca Muerta indica que no es buen momento para salir.
Como dato al margen, Equinor ya había vendido en 2023 su participación en el proyecto solar Guañizuil II, en la provincia de San Juan, a Central Puerto, la mayor compañía generadora del sector eléctrico local. Tan sólo ese desarrollo produce una generación eléctrica de aproximadamente 300 GWh/año.
Equinor y otras majors ante la venta de áreas de ExxonMobil
De todas maneras, la repercusión de los activos de ExxonMobil tuvo su efecto en Equinor como en otras compañías que operan en el no convencional local, ya que si bien la roca es de clase mundial las condiciones del mercado argentino no son aún las ideales para la inversión de los millonarios capitales que requiere el desarrollo masivo de la formación durante los próximos años.
La salida de la estadounidense se concretó con la venta a Pluspetrol de participaciones mayoritarias en bloques estratégicos como Bajo del Choique-La Invernada, Los Toldos I Sur, Los Toldos II Oeste y Pampa de las Yeguas, ubicados en la ventana de petróleo de Vaca Muerta. También le vendió el 21,3% de las acciones en el oleoducto Oldelval, que en semanas inaugurará las obras de ampliación de transporte de crudo.
A la vez, ExxonMobil le vendió a YPF su participación en el bloque Sierra Chata, con muy buena productividad de gas natural y actualmente operado por Pampa Energía, que será parte de la estrategia del upstream para el desarrollo del Proyecto Argentina LNG, de los próximos años, y que demandará muy grandes volúmenes diarios de suministro.
Precisamente, son las compañías locales están a la búsqueda de nuevos acreajes sabiendo de la oportunidad de mediano y largo plazo que representa Vaca Muerta, tal el caso de YPF, Pan American Energy, Vista, Pluspetrol, Tecpetrol o Pampa Energía, que son las que están al frente de los grandes proyectos como el Oleoducto Vaca Muerta Sur o la producción de GNL.
Si bien las fuentes aseguraron que para Equinor «el offshore no se toca», la compañía a mediados de 2024 concretó la venta a YPF de la titularidad del 35% de sus áreas offshore AUS 105 y 106, en la Cuenca Austral cercanas a Tierra del Fuego, y otro 25% a la Compañía General de Combustibles (CGC), la petrolera de Corporación América.
La compañía Noruega en sociedad con YPF en el área CAN 100, unos 300 kilómetros frente a las costas de Mar del Plata, fue protagonista del primer pozo de exploración offshore en aguas profundas con el denominado Proyecto Argerich, que se concretó un año atrás que no arrojó indicios de hidrocarburos, pero cuyos resultados seguirán siendo motivo de análisis durante 2025.