Milei, entre la demanda doméstica y la «guerra» de Trump con China

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La metáfora del sandwich que utilizó la vicepresidenta Victoria Villarruel un año atrás al referirse a Javier Milei como un “pobre jamoncito” en la relación entre ella y la hermana del Presidente, Karina Milei, se convirtió en un clásico de clásicos a la hora de hacer referencia a situaciones de equilibrios complejos en la Argentina.

Uno de ellos es el lugar en el que vuelve a quedar el país, y la administración de Javier Milei, al escalar a nivel global la guerra de tarifas entre los gobiernos del estadounidense Donald Trump y el chino Xi Jinping.

Este lunes llegará al país uno de los hombres más importantes del nuevo gabinete republicano, el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Se trata de una visita poco habitual -la última de un funcionario del mismo rango tuvo lugar en 2016, bajo la administración de Barack Obama- y se producirá también en el contexto del nuevo préstamo que, por U$S 20.000 millones, le concedió el Fondo Monetario Internacional a la Argentina.

En el oficialismo hicieron circular algo nunca confirmado de que el Tesoro estadounidense podría evaluar algún préstamo directo a las arcas argentinas, que hoy no es parte de la filosofía proteccionista trumpista. También hubo trascendidos de algo muy sensible: que Washington vuelva a plantear que su apoyo no es gratuito y que rechaza la presencia económica de China en la Argentina.

No sería la primera vez que funcionarios de EE.UU. lo hacen. Y las luces de alarma se encendieron días atrás cuando el nuevo encargado de América Latina dentro del Departamento de Estado, Mauricio Claver Carone, dijo en una charla desde Miami que Washington quiere asegurarse que el acuerdo con el FMI «termine prolongando la línea de crédito o el swap que tienen con China”. Además de pedir que se termine, Claver Carone la calificó como un línea de crédito como “extorsiva”.

Fuentes importantes del gobierno libertario en diálogo con Clarín evitaron responderle directo a Claver Carone, y señalaron que los “hechos hablan por sí mismos”. En el Gobierno todavía buscan descifrar si esas palabras fueron un mensaje de Trump o si fueron hechas a título personal del funcionario que guarda enojos con la Argentina desde el primer gobierno de Trump, tanto con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos -ex funcionario de Alberto Fernández- como con el ministro Luis Caputo, en el mismo cargo con Mauricio Macri.

El presidente chino, Xi Jinping, se reúne con el presidente argentino, Javier Milei, al margen de la Cumbre de Líderes del G20, en Río de Janeiro, Brasil, el 19 de noviembre de 2024. Foto: Xinhua

Lo cierto es que esta misma semana, los Bancos Centrales de la Argentina y de la República Popular de China anunciaron la renovación por un año más de la línea del swap por U$S 5.000 millones. Fue el jueves pasado. Este tramo del swap -que asciende a un equivalente de unos U$S 18.000 millones aproximadamente- vencían en junio de este año. Su renovación ahora, hasta mediados de 2026, pareció un gesto político de Beijing a la Casa Rosada.

A su vez, esta semana una delegación de 80 empresarios chinos del sector bancario, energético y aéreo estuvo en Buenos Aires reunida con funcionarios del gobierno nacional, de las provincias y la Ciudad. Vinieron a buscar acuerdos. La invitación rezaba: Evento de Cooperación Económica y Comercial entre China -de la provincia de Fujian- y Argentina, y se manejó con sumo sigilo.

Hasta el momento, todas las administraciones estadounidenses -republicanas y demócratas- protestaron contra la presencia china en Argentina en la infraestructura militar, logística, portuaria y hasta lanzaron mensajes contra la masiva presencia de los barcos pesqueros chinos en la zona del Atlántico Sur. La generala Laura Richardson, ex jefa de la IV Cuarta Flota, fue la última en hacerlo, cuando habló contra la base de exploración lunar de la potencia asiática en Neuquén y contra cualquier presencia de sus capitales en la construcción de un polo logístico en Tierra del Fuego.

Pero ello no impidió que Milei, quien en algún momento se negó a relacionarse con “los comunistas” chinos, permitiera una vinculación económica y comercial fluida con la potencia de Asia. Hay en planes un viaje del canciller Gerardo Werthein y del embajador Luis Kreckler para mayo a China. Milei se reunió con Xi Jinping en Brasil en un apartado de la Cumbre de líderes del G20. Y debió hacerlo con un nutrido grupo del Gabinete, como manda el protocolo chino.

En 2024, el comercio bilateral entre China y la Argentina ascendió a US$ 16.350 millones. Hubo una disminución del 6,2 % con respecto al año anterior, pero fue menor a la contracción del 18,4 % registrada en 2023, cuando la turbulencia económica en Argentina y la fluctuación de la demanda mundial provocaron una recesión más pronunciada. El déficit para la Argentina en su comercio con China es de unos U$S 3.000 millones.

Los capitales chinos están presentes hoy en el sector minero, energético, en infraestructura y las finanzas, especialmente en Jujuy, Salta, Catamarca, San Juan, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.

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