Hasta el viernes a la tarde nadie imaginaba que la patria farandulera se pasaría todo el fin de semana y arrancaría el lunes hablando de Lizy Tagliani. Pero sucedió a partir de una inesperada «catarata de denuncias» de Viviana Canosa en contra de la conductora de Morfi, algunas de ellas muy graves. Ese glosario de escandalosas revelaciones podría desencadenar un dominó de reacciones que, se dice ahora, hasta afectaría a la misma Canosa.
En su tremendo «editorial» contra Lizy, Canosa no sólo la acusó de robarle dinero y pertenencias cuando trabajaba para ella como peluquera y peinadora. También relató con lujo de detalles un episodio muy fuerte que sucedió cuando murió la mamá de Lizy y dijo otras cosas medio como al pasar pero que causaron un impacto tremendo: habló de «alcohol, otras cositas y menores» pero enseguida aclaró que «no las voy a contar porque soy buena». ¡Menos mal!
Tras el cimbronazo inicial, que fue tremendo, empezaron a surgir otras preguntas. Y hubo una que inundó las redes sociales desde el domingo y llegó a la televisión el lunes por la mañana, cuando Silvia Fernández Barrios, en el programa Mujeres Argentinos, manifestó «aunque me caigan encima con miles de insultos y de quejas, yo me pregunto: ¿Canosa habló de menores o a mi me parece? ¿Eso va a quedar en la nada, nadie va a hacer nada?»
De alguna manera, la experimentada periodista lo que estaba haciendo fue llevar a la tele lo que se discutió en los ámbitos digitales con gran profundidad. Allí, donde son mucho menos cuidados y mucho más descarnados que en la tele, se preguntaron con explosiva insistencia hasta que punto Canosa no había incurrido en alguna falta a partir de lo que dijo en su programa de Canal 13, que venía «medio-medio» de rating y ahora seguramente pegará un subidón fuerte.
VIVIANA CANOSA PUEDE TENER PROBLEMAS MUY GRAVES POR LO QUE CONTO DE LIZY TAGLIANI
Lo que quería saber la gente, básicamente, es si no hay nadie que vaya a actuar ante una presentadora de televisión que estaba confesando públicamente una serie de cuestiones reñidas con las «buenas conductas y costumbres». Por ejemplo, si cuando contó que activó todos sus contactos para solucionar la falta de documentación que presentaba Lizy cuando falleció su mamá no encuadraba en lo que se conoce como «tráfico de influencias».
Pero lo que más llamó la atención fue lo que dijo de «alcohol, otras cositas, y menores». Muchos se preguntaron, en ese caso, si saber que personas mayores salían con personas menores y no denunciarlo no es directamente cometer un delito. Para colmo, Canosa prometió seguir ventilando «verdades» sobre Lizy, por lo que todos están con cuchillo y tenedor en la mano.