¿Tensión entre los ultraderechistas norteamericanos? El magnate tecnológico dueño de SpaceX y Tesla, mostró su descontento con el gobierno de Trump, luego de que la Cámara de Representantes le diera media sanción a un proyecto de ley que va en contra de su función en el gobierno.
Elon Musk, el pasado miércoles, en su red social X, anunció su salida del gobierno actual. Aseguró sentirse decepcionado por el último movimiento de Trump, al haber dado apoyo a una ley que aumenta el gasto público. Una contradicción para el rol que a el le toca jugar en el organigrama gubernamental.
El hombre más rico del mundo, jugaba un papel similar al que los argentinos vemos realizado por Sturzenegger. Musk, desde la llegada de Donald Trump al poder, encabezaba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Un organismo construido para realizar funciones parecidas a los que realiza, en nuestro país, el ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. Traduciendo en limpio su papel, al multimillonario se le habían otorgado superpoderes para recortar un tercio del presupuesto estadounidense. En estos meses de gestión generó despidos masivos en 27 agencias del gobierno y destruyó el funcionamiento de algunos servicios sociales.
A pesar de todo este itinerario de ajuste, la reciente media sanción de esta ley, marcó un quiebre con el gobierno. En una entrevista para CBS News, comentó estar “decepcionado de ver el enorme proyecto de ley de gasto, francamente, que aumenta el déficit presupuestario, no solo no lo reduce, y socava el trabajo que está haciendo el equipo DOGE”. Parecería que el sudafricano, fanático de la motosierra de Milei, abre un nuevo capítulo de desacuerdos con el mandatario estadounidense, y este no sería el primer desencuentro. Durante la apertura de la guerra arancelaria de Trump contra el Mundo, Musk pidió por aranceles cero hacia Europa. Episodio que generó las primeras fricciones entre el multimillonario y funcionarios trumpistas.
La victoria republicana en la Cámara Baja, todavía tiene que pasar por el Senado, para que el “Proyecto grande y Hermoso”, como lo ha bautizado Trump, pueda hacerse realidad.
Las tensiones producidas por esta legislación, entre Donald y Elon, no son por el contenido, sino por los intereses representados por cada uno de ellos. Musk no critica en ningún momento el recorte multimillonario que se aplicará sobre el Medicaid y los cupones de alimentos pertenecientes a SNAP, en donde se dejará a 34 millones[i] de niños sin estas prestaciones. El magnate dueño de X, tampoco cuestiona el impuesto aplicado a las remesas envidas por los migrantes a sus familias. El cuestionamiento sobre el direccionamiento racista de estas medidas (en la niñez latina afecta un 58% a y un 65% a los niños negros) no representa ninguna preocupación para Elon. Y la eliminación de créditos fiscales para energía no tiene ningún significado para este empresario dependente de la actividad minera del litio, necesaria para su industria de autos eléctricos.
La puesta en marcha de este paquete representaría un incremento en el déficit presupuestario y una elevación importante en la deuda pública. De acuerdo a las estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso dijo que “las disposiciones fiscales aumentarían los déficits federales en US$3,8 billones durante la década”. Además, el Comité para un Presupuesto Federal Responsable (organismo independiente al gobierno), estima que “el proyecto de ley añadiría US$3 billones a la deuda, incluidos los intereses, durante la próxima década”. Es en estos números donde reside la razón por la que Elon Musk, da un paso al costado del gobierno. La posibilidad de un descalabro económico, producto del incremento del déficit, pone en juego las ganancias del hombre más rico del mundo.
Los temores para que la situación de las empresas empeore comienzan a estar planteados. La agencia estadounidense, Mody’s, encargada de controlar la capacidad de pago de deudas por parte las empresas, ya informó una baja en la calificación crediticia de la deuda pública estadounidense. Un movimiento que instantáneamente generó una elevación en la tasa de interés en los bonos de deuda de los Estados Unidos. En caso de comprometerse el pago de estos intereses, las empresas se verían afectadas, y la posibilidad de que estas no puedan acceder al crédito, haría que la inversión caiga y la tasa de desempleo aumente.
Lo que se desnuda a partir de esta separación, entre el magnate de la tecnología y el presidente Trump, es la naturaleza de este sistema. En donde, si el empresario no se ve protegido por el programa de gobierno, tiene que asegurarse de defender sus intereses de otra manera, a pesar, de que, en este caso, el empresario fue el principal aportante de la campaña del candidato republicano (más de U$S260 millones).
[i] https://unidosus.org/publications/children-under-attack/