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Aunque desde el 2013 funciona el ICBC, el icónico edificio de la calle Florida 99, en pleno microcentro porteño, es conocido como el ex First National Bank of Boston, que fue su comitente. Con cien años de historia, es uno de los pocos exponentes del estilo neoplateresco español de Buenos Aires y su construcción fue de avanzada para la época.
La entrada principal tiene un mecanismo de poleas eléctrico que funciona desde el día de su inauguración, alzando y bajando una puerta de cuatro toneladas, realizada en Inglaterra. Hasta hace algunas décadas había cancha de bowling para recreación de sus empleados, y también un salón de belleza con peluquería, manicuría y pedicuría. Además, contaban con un servicio médico y odontológico; hoy hay una salita de guardia. Promocionado como el banco más seguro del mundo, tuvo clientes famosos desde su apertura: allí tuvieron cuenta Carlos Gardel yLeguisamo. En sus inicios tenía 17 empleados, y en la actualidad son 3500.
El Banco de Boston eligió abrir su primera sucursal internacional en nuestro país en 1917, gracias al importante intercambio lanar que Argentina mantenía con los Estados Unidos. Originalmente y durante los primeros años, el banco funcionó en Bartolomé Mitre y San Martín, pero creció tanto que en 1920 compraron el terreno de la esquina de la nueva Diagonal que recién estaba naciendo y era propiedad de la familia de Mariano Moreno. El 31 de diciembre de 1920 se presentaron los primeros planos, aunque la construcción recién se inició dos años más tarde, el 28 de diciembre de 1922, después de muchas idas y vueltas con la Municipalidad que tenía un código urbano muy estricto. La construcción fue en tiempo récord y se inauguró el 3 de noviembre de 1924, con la presencia del presidente Marcelo T. de Alvear.
Los arquitectos Paul Bell Chambers y Louis Newbery Thomas, en colaboración con el estudio neoyorkino York y Sawyer, comenzaron a darle vida al edificio que hasta hoy es un referente de la ciudad. Tuvieron un gran desafío aunque enseguida se pusieron de acuerdo en que no querían hacer la típica fachada adusta y fría de un banco y se decidieron por el estilo plateresco español, como homenaje a los fundadores de la ciudad. La elección fue disruptiva porque en ese entonces Buenos Aires buscaba imitar a París (Francia), y en los Estados Unidos estaba de moda el movimiento historicista. También trabajaron ingenieros de la firma Stone y Webster, representada por el ingeniero Thomas Thornburg en la construcción, y el ingeniero Harry Reed en las instalaciones mecánicas. Para el esqueleto del edificio se usaron 1.650 toneladas de acero traídas de los Estados Unidos y 6.120 m³ de cemento armado, para pisos y techos.
El proyecto se caracteriza por su forma triangular y su fachada de 115 metros de extensión, diseñada en homenaje al renacimiento español, con esculturas inspiradas en el Convento de San Marcos, en León, y en la Librería de la Catedral de Santiago de Compostela. La arcada de la esquina de la calle Florida, de 17 metros de altura, está inspirada en el Hospital de Santa Cruz de Toledo, construida en el siglo XVI. La cúpula circular se destaca por sus tejas coloniales españolas de color rojo ladrillo, y tiene grandes ventanales desde donde se puede ver gran parte de la city porteña.
Para el revestimiento de la entrada principal y de las dos entradas laterales del edificio por las calles laterales, Bartolomé Mitre y Diagonal Roque Sáenz Peña, se trajeron las placas ya talladas en New York en un tiempo récord: cuatro meses. Eligieron piedra calcárea de Indiana, por la facilidad para trabajarla y sus excelentes condiciones para resistir la acción del tiempo. Las 400 planchas llegaron en barco con una sola de las placas rotas, pero tenían repuesto. Hasta el primer piso se trabajó la decoración del frente en granito de Cosquín (Córdoba), y el resto fue hecho en revoque símil piedra blanco compuesto por piedra Mar del Plata molida y cemento portland blanco.
La puerta principal es un atractivo que reúne a decenas de turistas cada mañana a las 10, cuando abren el banco con un original mecanismo a motor que permite bajarla y subirla con facilidad. Construido sobre una estructura de hierro revestida con placas de bronce, el pórtico fue realizado en Inglaterra, pesa 4 toneladas y mide 17 metros de altura. Las figuras representadas pertenecen a iconografía y morfología decorativa del grotesco español del siglo XVI.
Sus 115 metros lineales de fachada, por 33 metros de altura en el plano general, y 36 metros a la altura en el ático de la cúpula desarrollados en doce plantas, fueron diseñados respetando las estrictas normativas de fachadas, proporciones y dimensiones, exigidas por las normas del Código Urbano Municipal de la época diseñado para la flamante Diagonal Norte.
Durante los primeros años el banco ocupaba la planta baja, el entrepiso y los subsuelos, y el resto de los pisos, del 1° al 8°, se alquilaban a empresas americanas, como una forma de financiarse. En el primer subsuelo, al que en su momento se accedía por la ancha escalera de la entrada, funcionaban los departamentos de caja de ahorros, informes y asuntos legales. Las cajas y la gerencia estaban en la planta baja, y directorio en el entrepiso. La caja del tesoro, cuyas puertas eran las más grandes y fuertes construidas hasta ese momento, todavía está en el segundo subsuelo, herméticamente cerrada con cuatro cerraduras de reloj.
El decorado interior del banco mantiene el estilo elegido para la fachada; tiene paredes y columnas de mármoles cippolino verde y amarillo, y pórfido verde oscuro traídos de Uruguay, y las barandas de las escaleras, mamparas y ventanillas de atención se hicieron en bronce. Los cielorrasos, símil madera, son encofrados, pintados y de color dorado. Queda poco del piso original, de venecitas blancas y verdes; en las diferentes reformas fue reemplazado por piso de mármol, muy a tono con las paredes y las columnas.
El Banco de Boston fue un edificio de avanzada que tenía un sistema de tubos neumáticos internos que funcionaba con aire comprimido, contaba con 300 líneas de teléfonos manejadas desde un conmutador y teleautógrafos (precursores del fax), y 8 ascensores de alta velocidad: toda una novedad para la época. Contaba, además, con un sistema ventilación por el que circulaba aire purificado, y en invierno lo calefaccionaba. No solo se destacó entonces por su estilo sino también por su funcionalidad. Los baños tenían agua caliente y jabón líquido. Los muebles son originales de Thompson, cuyos avisos publicitarios en la época se jactaban de tan prestigioso cliente.
En el 8º piso funciona la Fundación del ICBC y la Escuela de Comercio Internacional de la Fundación. Y en la cúpula está la biblioteca que, imponente, se distingue sobre el resto de las cúpulas por sus tejas rojas, y el estilo neoplateresco propio de todo el edificio.
El 24 de diciembre de 1927 el militante anarquista Severino Di Giovanni hizo detonar una bomba en el interior del banco, dañando al edificio seriamente. En ese momento debieron hacerse algunas reformas, pero solo para subsanar lo dañado.
En 2001, el banco fue remodelado por el estudio de arquitectura Hampton Rivoira y su fachada fue restaurada, recibiendo el premio Obras de Intervención en Edificios de Interés Patrimonial, entregado por la Sociedad Central de Arquitectos. Hasta ese momento los cajeros estaban detrás de grandes rejas, como en las viejas películas de Hollywood. Además, se cambió la funcionalidad del banco, aunque manteniendo la estética.