El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, anunció que convocará al Gabinete de Seguridad esta semana para definir instrucciones concretas al ejército con el fin de alcanzar los tres objetivos fundamentales de la guerra: derrotar a Hamás, liberar a los secuestrados y garantizar que Gaza nunca más represente una amenaza para Israel.
“Debemos seguir unidos, firmes y combativos para lograr todos los objetivos de esta guerra. Todos ellos: vencer al enemigo, traer de vuelta a nuestros rehenes y asegurar que Gaza no vuelva a amenazar a Israel”, declaró Netanyahu con tono resuelto.
El mandatario evocó el espíritu de unidad nacional haciendo referencia a Tishá beAv, la fecha del calendario hebreo que conmemora la destrucción de los dos Templos de Jerusalén y otros desastres nacionales.
“Desde entonces, hemos estado divididos y enfrentados entre nosotros. Hoy, apenas después de Tishá beAv, estamos inmersos en una guerra intensa, en la que hemos logrado avances históricos precisamente porque hemos estado unidos, hombro con hombro”, remarcó.
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Además del frente militar, Netanyahu presentó una ambiciosa agenda de reconstrucción y desarrollo para el sur del país, zona especialmente golpeada por los ataques del 7 de octubre y los meses de conflicto posteriores.
El plan contempla una inversión de 3.200 millones de shekels (unos 938 millones de dólares), destinados a impulsar la economía y fortalecer la infraestructura en ciudades y consejos regionales como Ashkelon, Ofakim, Netivot, Eshkol, Sha’ar HaNegev y Sdot Negev.
En el marco de este esfuerzo, se proyectan nuevos parques industriales, centros de investigación y desarrollo, y la construcción de la primera Villa Paralímpica de Israel.
Netanyahu destacó también el potencial energético del país, en referencia a su visita reciente a la planta de la Compañía de Oleoductos Eilat-Ashkelon. Allí afirmó que Israel está en camino de convertirse en un nodo energético clave que conecte los recursos de Asia, Medio Oriente y la Península Arábiga.
Se espera que los ingresos por gas en la próxima década alcancen los 300 mil millones de shekels.
El mensaje de Netanyahu fue claro: mientras Israel continúa enfrentando el desafío bélico con determinación, también mira hacia el día después, apostando por el renacer del sur como símbolo de resiliencia nacional.