Mientras el Gobierno busca contener al dólar a toda costa, el billete informal resistió la tendencia bajista que mostraron la mayoría de las cotizaciones este martes y amplió su brecha con el oficial a máximos en casi un mes. El dólar blue se mantuvo estable en 1340 pesos para la venta, con lo cual la brecha con el tipo de cambio mayorista se ubicó en 3,7 por ciento, el mayor nivel desde el 24 de julio. La tensión en las tasas de interés y la licitación de emergencia del Tesoro agitaron al mercado financiero, que cerró con una fuerte caída de acciones y extrema volatilidad en los instrumentos en pesos.
En tanto, el oficial mayorista retrocedió por duodécima jornada consecutiva hasta los 1292,50 pesos, en una rueda con el mayor volumen de operaciones desde abril. El dólar MEP también cayó y cerró en 1297,02 pesos, apenas 0,4 por ciento por encima del oficial. En cambio, el Contado con Liquidación (CCL) subió a 1305,65 pesos.
La presión sobre los dólares financieros llegó en una semana marcada por la licitación de emergencia del lunes, luego de un pobre rollover el miércoles anterior. Con un escenario de tasas cortas volátiles y señales de endurecimiento monetario, el Gobierno parece decidido a sostener al dólar planchado, aun si eso implica frenar el resto de la economía.
El apretón monetario empieza a sentirse en los activos bursátiles. El S&P Merval se desplomó 4,8 por ciento en pesos y 5 por ciento medido en dólares CCL, su mayor baja diaria desde abril. Las acciones más golpeadas fueron Banco BBVA (-8 por ciento), Telecom (-7,9), Comercial del Plata (-7,2), Banco Macro (-7) y Edenor (-6,9).
En Wall Street, los ADRs también sufrieron pérdidas significativas: BBVA (-7,8 por ciento), Edenor (-7,3), Banco Macro (-7,3) y Grupo Supervielle (-6,3), entre otros. La caída global de los mercados, impulsada por una baja en los papeles tecnológicos de EE.UU., sumó presión sobre los activos argentinos.
Nvidia, estrella del raid reciente por la fiebre de la IA, cayó 3,5 por ciento y contagió a todo el sector. En paralelo, los mercados globales se preparan para el discurso del presidente de la Reserva Federal, mientras el bono a 10 años en EE.UU. bajaba a 4,31 por ciento y el petróleo WTI retrocedía 1,4 por ciento a 62,50 dólares.
Impacto productivo
Las tasas de interés elevadas y el apretón monetario impacta en el día a día de las empresas. “El endurecimiento monetario está pegando fuerte en las empresas”, advierten cada vez con más preocupación analistas sectoriales. Las tasas reales en pesos son tan elevadas que complican el acceso al crédito, tensionan la cadena de pagos y generan mayor selectividad en los bancos a la hora de refinanciar.
Según los informes de la city, “hay que desarrollar instrumentos de mayor plazo para evitar descalces y dar previsibilidad”. Además, se menciona que «los inversores rotan hacia instrumentos de renta fija de corto plazo, que hoy ofrecen rendimientos atractivos con bajo riesgo”.
Con esto, el flujo financiero de las empresas se ve limitado por una doble vía. Empieza a ser más caro financiarse y hay menos incentivo para invertir en capital o proyectos de expansión. “Cuando las tasas están tan altas, el dinero cuesta y eso enfría toda la economía”, resumen los analistas.
Bonos y cauciones
A diferencia de las acciones, los bonos en dólares mostraron avances. Se destacaron el Global 2046 (+1,3 por ciento), el Global 2035 (+0,8) y el Bonar 2035 (+0,5). El riesgo país cerró en 706 puntos, en línea con las mejoras en los títulos soberanos.
Los bonos atados a CER subieron 0,4 por ciento en el tramo corto y estuvieron mixtos en el tramo largo, mientras que los duales escalaron 0,85 por ciento promedio. Los títulos a tasa fija también registraron avances, con subas promedio de 0,15 por ciento y mejores rendimientos en el tramo medio (+0,30 por ciento).
Sin embargo, el segmento más volátil volvió a ser el de las cauciones bursátiles. Al igual que el lunes, la tasa a un día se desplomó de 45 por ciento a 1,7 por ciento de tasas nominal anual cerca del cierre. Esto fue resultado de cambios normativos que obligan a los bancos a ajustar encajes diariamente, lo que los fuerza a anticiparse en la administración de liquidez. Esto reduce el volumen disponible para colocar en cauciones y genera una montaña rusa de tasas.