Seguramente todos nos habremos preguntado, alguna vez, por qué algunas personas generan tanto y otras tan poco. Cómo puede ser que algunos están en todos lados, participando de mil proyectos, festejando y celebrando; mientras otras personas se ahogan en penurias y dificultades o encuentran trabas para cada paso que piensan dar.
Y no nos referimos solamente a lo que implica el generar económicamente, si bien forma parte de esta idea, sino también a otras acciones y forma de sentir que tienen que ver con el concepto de vivir en abundancia. ¿A qué nos referimos con esto?
Vivir en abundancia es poder recibir sin resistencia y comprender que no existe la escasez. La “riqueza” es un estado mental y todo esto se encuentra muy relacionado, también, con la gratitud. Porque se puede transitar una vida aparentemente perfecta, y sin gratitud esa abundancia no se “siente”.
La abundancia, por tanto, tiene que ver con el sentir gratitud y merecimiento. Al estar en ese estado, las personas vibran más alto, lo que por lo general brinda mejores oportunidades y, finalmente, resultados.
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Esto se vincula con lo que se puede construir con los demás, porque la abundancia tiene sentido cuando se puede compartir. Lo bueno de generar abundancia es justamente poder expandirla, lo que acerca más y más abundancia: genera más dinero, da trabajo a otras personas y así se va generando un círculo energéticamente virtuoso que se retroalimenta.
Sin embargo, no vivimos en un mundo ideal y, como sabemos, no todas las personas, ni mucho menos, viven en este estado de abundancia. ¿Qué es lo que se encuentra del otro lado? La escasez, un sentimiento bastante habitual y que se encuentra en la vereda opuesta.
La mentalidad de escasez es creer que no alcanza, que si otro tiene éxito, uno es el derrotado. Que si hoy nos fue bien, seguramente mañana llegará la mala noticia. Está bastante emparentada con el pesimismo, muy arraigada en quienes crecieron escuchando frases como “no te agrandes”, “el dinero cuesta” o “no se puede tener todo”. Allí la mente se enfoca en lo que falta y eso termina reforzando la sensación de vacío.
La buena noticia es que existen formas de cambiar o intentar cambiar el sentimiento de escasez por el de abundancia. Una de esas maneras es a través de la Terapia Transformacional Rápida (RTT por sus siglas en inglés), la disciplina creada por la terapeuta inglesa Marisa Peer, que permite -a través de la hipnosis- desarrollar la abundancia en 4 áreas que resultan claves: Mentalidad, Salud, Riqueza y Relaciones.
En cuanto a la mentalidad, permite identificar los momentos en que nos saboteamos a nosotros mismos y las dudas que surgen sobre nuestra capacidad. En relación al cuerpo, nos permite entender por qué le jugamos en contra a la posibilidad de tener un cuerpo sano. En el ítem riqueza, separar el dinero de ciertas cargas negativas, ese preconcepto asociado a que por tener plata sos peor persona; y, por último, poniendo la lupa en las relaciones, permite entender por qué le jugamos en contra inconscientemente a los vínculos y repetimos patrones de relaciones que no suelen ser fructíferas.
La idea, justamente, es eliminar todo eso para tener una gran relación amorosa, una carrera profesional exitosa, un cuerpo sano y una mentalidad poderosa.
Lo que venimos contando no es algo mágico que se puede lograr con el chasquido de los dedos. Y para ello resulta esencial entender el origen de lo que sentimos. La mitad de lo que aprendemos en toda una vida lo hacemos antes de los 5 años. Entonces, si en esa época, cuando nuestra madre abría su billetera no tenía suficiente dinero, o tenía que decidir entre comprar comida o pagar la luz, nuestro cerebro de 5 años ya se había programado para creer que no se puede ganar suficiente dinero, que siempre va a faltar.
La mente es amiga de lo conocido, prefiere moverse sobre terreno seguro. Existe una cantidad enorme de ganadores de la lotería que quedan en quiebra tras ganar millones de dólares. Y muchos dicen algo similar: “en realidad no me gustaba tener tanto dinero. Me sentía incómodo. No sabía quiénes eran mis amigos”.
Hagamos el ejercicio de mirar hacia dentro y pensar sobre nuestras propias creencias en relación a la abundancia: ¿nuestros orígenes nos impiden tener la riqueza y abundancia que deseamos? ¿Creemos que nuestra apariencia física nos impide alcanzar el éxito profesional o social que deseamos? ¿Creemos que tenemos que seguir sí o sí la tradición familiar, por ejemplo siendo abogados porque lo fueron nuestros padres y abuelos? ¿Que no podemos lograr tener un cuerpo más sano o atlético?
Bueno, si hemos respondido que sí a algunas de esas preguntas, es hora de poner en duda nuestras creencias, cuestionarlas y entender que pueden dejar de ser verdad. Porque así como a algunos el estado de abundancia les fluye de forma natural, otros necesitan hacer el trabajo interno: reprogramar la mente, transformar creencias limitantes y descubrir que hay un mundo entero esperando ser conquistado y disfrutado como nunca antes lo imaginamos.
*Por Paula Echeverria, experta en Terapia Transformacional Rápida
