Juan Sánchez: Uruguay cuando se fija una regla se respeta, pero Argentina todo lo borra cada cuatro años

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En diálogo con Canal E, el economista uruguayo Juan Sánchez analizó el impacto de las malas regulaciones estatales en sectores corporativos y la diferencia estructural entre Uruguay y Argentina.

Falta de control y regulación: «Hubo ausencias graves del Banco Central»

Durante la entrevista, Sánchez abordó los riesgos de una débil regulación estatal en sectores clave, especialmente en contextos de alta concentración corporativa. “Los economistas deberíamos enfocarnos en el ciudadano, en el usuario, no en proteger mercados cautivos”, afirmó.

Uno de los ejemplos más alarmantes fue el sector financiero: “Hubo demasiadas ausencias del Banco Central como regulador, con fraudes que superaron los 600 millones de dólares”, remarcó, en relación con inversiones fraudulentas y la falta de intervención oportuna por parte del organismo. Sánchez sostuvo que este tipo de vacíos regulatorios “ponen en riesgo la confianza pública y los recursos de la gente”.

También destacó que la creación de unidades reguladoras independientes es clave para evitar conflictos de interés y garantizar un equilibrio entre empresas estatales y privadas: “Lo que hay que asegurar no es defender a la empresa pública, sino que se ponga el foco en el ciudadano”, subrayó.

Reglas claras y continuidad institucional: el contraste con Argentina

Sánchez aprovechó la ocasión para comparar la solidez institucional de Uruguay con la volatilidad política de Argentina. “Uruguay no le fue tan mal porque supo respetar sus reglas, más allá del color político de turno”, explicó. Recordó el plebiscito que impidió ciertas privatizaciones en los 90, indicando que, a pesar del cambio de gobiernos, se respetaron las decisiones tomadas por la ciudadanía.

En contraste, cuestionó la falta de visión de largo plazo en Argentina: “En Uruguay, cuando se fija una regla, se respeta. En Argentina, todo se borra cada cuatro años”, señaló. Y añadió con ironía: “Una cosa es discutir si queremos más o menos Estado; otra muy distinta es cambiar las reglas cada vez que asume alguien nuevo”.

Uno de los casos exitosos en Uruguay fue el de la portabilidad numérica en telecomunicaciones, que permitió a los usuarios conservar sus números de teléfono al cambiar de empresa: “Era una forma de romper con un mercado cautivo que ataba al cliente”, explicó. Este tipo de políticas, sostuvo, “mejoran la calidad de vida de la gente y fortalecen la competencia”.

Finalmente, subrayó que una regulación efectiva no implica ser estatista: “Yo no soy fanático de eliminar el Estado, pero tampoco de mantener estructuras innecesarias. Se trata de hacer lo que beneficie a la gente”, concluyó.

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