En un contexto de caída del consumo, el precio de la carne aumentó hasta 20% en los últimos días y de a poco se está trasladando a las carnicerías.
El valor de la carne vacuna es uno de los elementos que más inciden en el rubro Alimentos y Bebidas dentro del cálculo de la inflación, por lo cual enciende algunas alarmas para el índice de febrero.
Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA) comentó a PERFIL que “Está faltando hacienda y realmente se está sintiendo, veremos si se estaciona en estos valores. Hasta hoy martes 4 de febrero aumentó entre 17% y 20%, que se va trasladando de a poco a los mostradores. Veremos si el consumidor convalida esos precios”.
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Según Pedace, el kilo de cortes como bola de lomo y la cuadrada, que valían $9.000, ya están en $10.500 y $11.000, mientras que el asado pasó de $9.500 a casi $11.500.
“Comparado con el dólar, quedamos caros en la región. Hay que solucionar que nos saquen impuestos de encima para que los ganaderos puedan producir más carne”, afirmó el dirigente de CAMYA.
Consultado sobre si una rebaja eventual, Pedace sostuvo que “es muy difícil que recupere el precio anterior”.
Con respecto a la presión sobre el índice de inflación, Leo Anzalone, director del CEPEC, señaló a PERFIL que por cada 10 puntos que aumenta la carne, genera 0,7 en la región del GBA.
«Es decir que si la carne aumentó 20%, eso representa casi 1,5 punto de inflación. En las otras zonas geográficas la ponderación es más alta todavía, por ejemplo en el Noreste, por cada 10 puntos, el IPC aumenta aumenta 1,5%», apuntó Anzalone.
Por qué aumentó la carne
Con respecto a las causas del repunte del precio de la carne, el director de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la Argentina (CICCRA), afirmó en declaraciones a Canal E que “es algo natural después de 2023 con sequía muy fuerte, que generó la producción 750 mil terneros menos y se liquidaran 500 mil vacas. La faena cayó 11% en 2024 y ahora estamos viendo las consecuencias de eso”.
Por otro lado, Schiariti añadió que las lluvias en muchas zonas ganasderas generó una merma de 25% en la entrada de hacienda al mercado. “Todo el mundo trató de comprar carne para no desabastecer a los clientes y generó un primer aumento de 5% a 10%”.
El consumo de carne vacuna por habitante en 2024 fue de 47,7 kilos/año “el segundo registro más bajo desde que se inició la medición en 1914. Solo en 1920 se verificó un nivel inferior al de 2024 (46,9 kilos/hab/año)”, según CICCRA.
La caída del consumo es significativa teniendo en cuenta que con una inflación anual de 122,7% en el Gran Buenos Aires, los cortes de carne vacuna en esa región registraron un aumento de 71,9%.
LM