Diego Bermúdez, el secretario privado de Cristina Kirchner que estuvo junto a ella el día que intentaron dispararle dos veces declaró este jueves en el juicio contra los acusado de realizar el ataque y respaldo el rol de la custodia e incluso defendió que los efectivos le ordenaran a un militante K que borrara el video del atentado.
Bermúdez fue el único del círculo cercano a la ex vice (entre custodios y secretarios) que advirtió que un hombre había intentado dispararle a Cristina con un arma de fuego. Fue en ese momento que le pidió a la custodia que retire del lugar a la ex vicepresidenta, pero no le hicieron caso.
Tras hacer un repaso sobre todo lo que pasó ese día, el secretario mencionó a Guillermo Gallo, el responsable de la custodia el día del ataque y el encargado de pedirle a un militante kirchnerista -tal como se escuchó en el juicio- su teléfono celular y exigirle que borre del mismo el video donde se observa el arma de fuego apuntando contra Cristina Kirchner.
Bermúdez defendió a Gallo y a los custodios y sostuvo que fue por el «celo» acerca de todo lo que pasa alrededor de Cristina Kirchner. «Nosotros trabajamos con mucho celo de información por cuestiones privadas de la Doctora, por cuestiones políticas, no es una persona común y corriente o sí pero no, con responsabilidades distintas. Eso produce que seamos muy celosos», sostuvo.
El secretario siguió justificando la decisión de Gallo de haber dado la orden de borrar el video: “Si me preguntás a mí qué pasó, es que en el celo de cuidar la información le dije que no se le filtre nada. Por cómo se dio la situación que el video está, no está editado, el joven reconoce que es el video y Guillermo se lo devuelve después, fue más por esa situación. No me llama la atención tanto eso, como sí me llama la atención que no se esté investigando en esta causa quiénes financiaron el atentado o que se haya roto la cadena de custodia del teléfono o que no se hayan citado testigos que para nosotros son cruciales, es mucho más importante todo eso”.
En ese punto, la jueza lo ubicó: “Lo que le llame la atención a la justicia o no, lo comunicará la justicia en el momento adecuado de la manera acorde, límitese a responder las preguntas de la fiscalía”.
Mas detalles de la declaración
El secretario subió al estrado poco después de las 10 y declaró en carácter de testigo ante el Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6) presidido por la jueza Sabrina Namer.
Bermúdez es secretario de Cristina Kirchner desde 2014. Arrancó su declaración a las 10 de la mañana y en el inició contó cuáles eran sus funciones en general. Desde llevar su agenda, acompañarla a reuniones y actos, como también ser un nexo con el responsable de la custodia para coordinar sus actividades. Es un hombre de confianza de la ex presidenta y la noche del 1 de septiembre estuvo pegado a su lado, y fue quien palpó a su atacante en un momento de mucha confusión.
Las primeras preguntas formuladas a Bermúdez fueron por parte de la fiscalía, que en una primera etapa buscó establecer un vínculo entre el intento de homicidio y los referentes de Revolución Federal, como así también llegó a preguntarle al secretario si consideraba que el ataque del que fue víctima la ex vice, fue producto “de su condición de género”. Una tesis que el fiscal Carlos Rívolo cuando pidió la elevación a juicio dejó afuera, sin antes manifestar la gravedad institucional del hecho.
Finalmente, llegó el momento de referirse a lo ocurrido aquella noche afuera del departamento de la calle Uruguay, en el barrio de Recoleta.
Después de 46 minutos le exhibieron los videos de aquella noche, en la que la ex vicepresidenta fue atacada. “Ese día llegamos del Senado, como todos los días a la noche, ingresamos con los vehículos de la cápsula al corralito creado por la militancia, ella se bajó a saludar a la militancia, había algo raro esos días, había cambiado el clima, el vallado, los huevazos, la manta antibala, para mí había algo raro”.
A la hora de relatar el minuto a minuto del momento del ataque, dijo: “Ella empieza a saludar a la gente y va decidiendo cuánto se acerca o no, la gente es muy respetuosa. Como viene saludando a la gente a veces no va prestando tanta atención. Ese día estaba pegado, mirando siempre abajo, al piso. Siento que algo me pega en la rodilla y cae al piso y pensé que era un libro. Cuando levanto la vista, veo a la gente. Estoy acostumbrado a la gente que se le acerca a Cristina, que expresan cosas buenas, cariño, que la quieren abrazar. Hago el paneo de esa gente, me encuentro con una cara que no reflejaba nada de esto, con una mirada enajenada”, dijo en referencia a Fernando Sabag Montiel.
Volvió un poco sobre su relato, y cuenta que escucha un “clac” en el momento que algo cayó al piso. “Crucé la mirada con él, no sabía qué había pasado y no había visto el arma, pero sabía que algo había pasado. Me desprendo de donde estoy y voy en dirección a él, él levanta las manos y dice “soy compañero, soy compañero”, veo que no tiene nada en las manos y lo agarro del cuello de la campera, un compañero me dice “tiene un fierro”. Después de palpar al joven y ver que no tenía ningún arma de fuego, “vuelvo a mirarla a ella y veo que está bien”, pero advierte que algo extraño había pasado y que lo mejor era sacarla del lugar.