Cayó una viuda negra de 17 años y expuso a dos bandas criminales en Zavaleta

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Una adolescente de 17 años conocida como “Noelia” terminó tras las rejas y su caída destapó una red criminal mayor. Su captura permitió que la Policía de la Ciudad desarticulara dos bandas que operaban desde la Villa 21-24 Zavaleta y utilizaban el método de las “viudas negras”: mujeres que drogaban a hombres para saquear sus viviendas.

La joven fue arrestada cuando  intentaba vender en redes sociales un par de zapatillas que había robado a una de sus víctimas.  Lo que parecía un caso aislado se transformó en una investigación de gran escala, con ocho detenidos en total y vínculos directos entre dos grupos delictivos.

| Redacción

Un arresto clave y la punta del ovillo

El caso comenzó el 16 de abril de 2024, cuando un hombre denunció que fue drogado y desvalijado en su departamento de la calle Malabia. Las cámaras de seguridad del edificio captaron el momento en que la joven implicada permitía el ingreso de dos cómplices, y luego los tres escapaban con una valija cargada de objetos robados.

Aunque inicialmente se desconocía su edad, la víctima logró identificar varios de los artículos que luego aparecieron publicados en venta por redes sociales. La fiscal María Eugenia Sagasta y el juez Cristian Von Leers autorizaron una operación encubierta: una agente se hizo pasar por compradora interesada en las zapatillas y detuvo a Noelia en Barracas.

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El teléfono de la menor fue una caja de Pandora. En sus mensajes apareció el nombre de  “Ricky”,  un hombre de 24 años con antecedentes penales y libertad condicional desde marzo del año pasado. Él actuaba como una especie de “community manager” y coach de las ladronas: manejaba sus perfiles en redes, coordinaba contactos y definía estrategias de engaño.

Una estructura organizada y una “escuela” de viudas negras

La investigación se amplió. Aparecieron otros nombres clave: “Lucas” y “Aye”, ambos radicados en la villa Zavaleta. Lucas fue identificado en imágenes ingresando a departamentos durante los robos, mientras que Aye fue señalada como reclutadora de nuevas “viudas negras”.

Los investigadores descubrieron que estas bandas no solo ejecutaban robos, sino que tenían una especie de “sistema de formación”  donde se adoctrinaba a nuevas integrantes. Se trataba de una escuela del delito:  mujeres jóvenes aprendían cómo abordar a las víctimas, qué sedantes utilizar y cómo moverse dentro de los domicilios sin levantar sospechas.

El modus operandi era tan calculado como cruel. Primero creaban perfiles falsos en apps de citas y recolectaban datos sociales y económicos de los hombres. Una vez elegidos, pactaban un encuentro. En la cita, las jóvenes ofrecían una bebida con sedantes y, cuando la víctima perdía la conciencia, ingresaban los cómplices. Se llevaban todo lo posible y, antes de irse, reforzaban el efecto del narcótico para ganar tiempo.

Una de las bandas incluso tenía una señal interna, apodada “La banda de la Coreo”, por una especie de  coreografía  con la que se indicaba el inicio del asalto.

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Un giro inesperado: la muerte de un ladrón

Uno de los eslabones de esta red, el propio Ricky, también fue vinculado a otro caso que tuvo un desenlace fatal. La “viuda negra” en esa ocasión fue una joven llamada Lucía, quien actuó en la localidad de Remedios de Escalada, en la provincia de Buenos Aires.

Pero el plan falló. La víctima no se durmió por completo, logró tomar su arma y disparó contra los ladrones cuando irrumpieron en su casa. Uno de ellos murió en el acto. Los demás huyeron, pero dejaron celulares olvidados en el vehículo que abandonaron durante la fuga. Ese descuido fue clave para su identificación y posterior arresto.

Lucía fue localizada en la casa de un familiar en Liniers, mientras que los dos cómplices restantes fueron detenidos más tarde en Flores y nuevamente en la Villa Zavaleta.

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